domingo, 25 de mayo de 2008

INFIDELIDAD

En las relaciones de pareja, como todo en la vida, no hay nada escrito. La pareja es lo que queda siempre, por muchas tempestades que vivamos y, para ello, es necesario una permanente y continua negociación y, no hay guía que nos indique el camino. Por lo tanto, hay que seguir luchando siempre sin descanso para que todo siga el camino que deseamos.
No siempre, el hombre tiene miedo al compromiso y, no siempre, es la mujer la que sufre. Es verdad que se echa mucho la culpa a los hombres, de que son infieles, de que no se comprometen, de que tienen miedo... pero somos responsables de los éxitos y de los fracasos de nuestras parejas en un 50 %.
Ver como tu matrimonio hace aguas tras años de convivencia, no es un plato de buen gusto para nadie, y sin embargo, es una situación muy habitual en estos tiempos. Las estadísticas confirman que cada tres minutos se produce un divorcio; motivos para ello si los buscas, los encuentras. Pero no hay problema sin solución y, más hace el que quiere, que el que puede. Hay que demostrar una gran compasión y cariño, al mismo tiempo que saber escuchar y dialogar.
Puede que el hombre sea mas promiscuo que la mujer, por una cuestión biológica; ellos creen más que nada que son repartidores de esperma para procrear y, todas esas cosas que vienen desde hace millones de años. Pero esto, no es excusa para una infidelidad, ellos se defienden como hombres que son, (es por una cuestión relacionada con la educación y con el sentido del ridículo).
Lo que sí es cierto, que un hombre o mujer infiel, desestabiliza una relación de pareja a veces de décadas, en décimas de segundo. Una infidelidad, lleva consigo una pérdida de confianza en la pareja, que no se recupera jamás. Ante esta situación, es mejor romper la relación. No tiene sentido continuar con una persona, que no preste la atención necesaria para la vida en pareja; como no tiene sentido, vivir con una persona inestable..., pues vivir así, es no vivir.

martes, 13 de mayo de 2008

INDIFERENCIA

Me contaba una amiga, que su hija de 19 años, había ido a ver a su abuelo de 80 años a la residencia dónde se encuentra desde hace varios meses.
Cuando entró en ella, no pudo contener las lágrimas al ver a su abuelo tan cambiado; repetía las mismas palabras cada dos minutos y preguntaba por personas que hace años que ya no están.
Ella le preguntó: ¿Abuelo como estás? y, de repente le contestó: "Pues aquí estoy esperando a la muerte". Se le hizo un nudo en la garganta. No sabría expresar con palabras la tristeza y el desconsuelo que le produjo ver como su abuelo se apaga, porque ya no merece la pena seguir viviendo.
Todos nos olvidamos mientras trabajamos, nos divertimos, viajamos o descansamos, que vive en una residencia rodeado de otros abuelos, que al igual que él, también esperan la muerte.
Triste final para un abuelo, aquel que vivió tan dignamente y que por vivir libre o relativamente libre, se ve sólo; sin esposa... que la tiene; sin hijos... que los tiene; sin nietas... que las tiene; sin amigos... porque no los ha querido tener; sólo; completamente sólo (porque la soledad es el precio de la independencia). Con la única compañía de un televisor, esperando la muerte con indiferencia.

martes, 6 de mayo de 2008

MILLONARIOS

Según mi punto de vista hay dos clases de millonarios: los de toda la vida y los nuevos ricos.
Los de toda la vida destacan por su austeridad, por la ausencia de ostentación y por el conservadurismo de sus bienes. Sus mansiones son heredadas de generación en generación; sus esposas son las de siempre, elegantes y discretas; el servicio es el de toda la vida, uniformado, incluida cofia; su chóferes son los mismos desde hace décadas, personas de confianza con un servilismo inusual en los tiempos que corren y les rinden pleitesía a sus jefes. Sus trajes son hechos a medida, con sus sastres de toda la vida. Las joyas que ostentan sus esposas son heredadas y, en pocas ocasiones, se les ve paseando o de compras juntos. Sus salidas son dosificadas y jamás se exponen a los medios. Son muy exclusivistas al elegir su círculo de amistades; su principal entretenimiento es el golf y otros deportes de alto standing, como el ecuestre, en todas sus variantes. Son educados, pacientes, sosegados y nunca se estresan. Todo lo contrario a los nuevos ricos.
Estos se caracterizan por su máxima ostentación, cuanto más mejor; viven obsesionados por el lujo y el dinero. Ellas, por la moda, las marcas y también por el dinero, cómo no, y les gusta demostrarlo exhibiéndose. Casi siempre están divorciados. Compran su mansiones cuanto más grandes mejor, decoradas por los más grandes decoradores del mundo (sin estilo definido). Sus fincas son de recreo, con grandes extensiones de terreno (dudo mucho que las hayan recorrido a pie de punta punta), algunas de ellas disponen de helipuerto. Viajan en Jet privado. Ellas, organizan fiestas espectaculares para poder lucir sus modelos únicos. Es una muestra de poder para las grandes fortunas. Sus marcas preferidas son: Dior, Louis Vuitton, Donna Karan, etc., y para ellos Armani, Versace, etc., Contratan para sus grandes fiestas los mejores cantantes, no reparan en gastos, nadan en la opulencia y lo demuestran. Después de las grandes fiestas, sesión de sauna y relax.

Es tal el potencial económico de los nuevos ricos, que algunos de ellos usan, hasta móviles con diamantes. Navegan en sus inmensos yates; cuanto más metros de eslora mejor; las marcas de sus coches son las mas caras: Rolls Royce, Bentley, Ferrari, Aston Martin, Cadillac..., y los últimos modelos de Mercedes. Ellas llevan joyas tan voluminosas que los pedruscos parecen artificiales.Van tan opulentas y llamativas que parecen lámparas venecianas y rayan en la vulgaridad. Como viven una vida en constante y permanente desenfreno de amor y lujo, acaban estresados...
Con todo esto, dudo, que a ninguno de ellos les quede tiempo para la reflexión; pero no importa, para eso estamos los otros, los de siempre, los de toda la vida.