viernes, 4 de septiembre de 2009

LA VERDAD NOS HACE LIBRES

Soy una asidua lectora de Paulo Coelho y gran admiradora. Hace unos días en la revista XL semanal de ABC, leí una entrevista que le hicieron con motivo de la publicación de su última novela "El vencedor está solo", que publicó la editorial Planeta hace más de una semana en nuestro país; la novela está basada en una trágica historia de amor con tintes de novela policíaca, ambientada en el Festival de Cine de Cannes.
En esta ciudad francesa le entrevistaron recorriendo el itinerario de los protagonistas de su novela, cuando estaba a punto de caer el sol. Hablaron de los personajes de su libro: modelos y actrices jóvenes en busca de éxito, dispuestas a entregar cuanto se les pida por un minuto de gloria; del mundo de la fama y del glamour, de las grandes celebraciones; de la vanidad, de la soledad y del crimen.
Seguía leyendo la entrevista y pronto me dí cuenta que en él todo era posible. Estuvo internado en un psiquiátrico, participó en sectas satánicas, probó cierto tipo de sustancias, coqueteó con la muerte, mató a su gato para pintar con su sangre las paredes y así ahuyentar los malos espíritus; decía que vivió un periodo de su vida en el que la curiosidad le llevó muy lejos, vivió intensamente y se dio cuenta, nunca mejor dicho, de que la curiosidad mata al gato.

Es muy importante experimentar ciertas cosas cuando se es joven. La rebelión es importante, decía en su entrevista. En los 60 se unió al movimiento hippie y abandonó los estudios para viajar por todo el mundo. Se reconoce como una persona de extremos que ha vivido intensamente, pero no ha perdido la curiosidad por las cosas ni el amor por la vida. En una época vivió momentos muy difíciles a los que sobrevivió. Necesitó de tres experiencias homoxesuales para convencerse de que era heterosexual. Acusaba entonces a los ricos de comprar la conciencia de los políticos; a Pablo VI de tergiversar la palabra de Cristo; a los Beatles, al carnaval y al fútbol, de distraer la mente de los estudiantes.
Tuvo una novia a la que, como prueba de amor, le pedía que no se quejara mientras le apagaba los cigarrillos en los muslos. Hizo cosas tan tremendas como que tuvo un esclavo que maltrataba a sus novias.
Reconoce que llevó una vida de excesos, hizo cosas muy terribles y eso le hizo comprender la importancia de la fe. Gracias a Dios, he sobrevivido. Decía a su entrevistador.
Vino a España y cuando hizo el Camino de Santiago por primera vez, hubo un cambio radical en su vida y allí empezó todo; se hizo un hombre de fe católica y comenta: "Rezar par mí es un placer".
Los personajes de su novela están siempre soñando y hace que al final, la muerte termine con todos los sueños sin cumplir. Le preguntan sobre esto y responde: " Mira a Jesucristo, mira a Dios..., nada termina con la muerte. Tengo miedo a los terremotos y a los helicópteros. Pero a la muerte no. Me aterra más hablar en público.
Y termina la entrevista preguntándole porqué colaboró en la publicación de su biografía que revela datos tan escalofriantes y escabrosos de su vida y, respondió: Por una frase de Jesucristo: " Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres". Las cosas no se pueden ocultar eternamente, tarde o temprano se iban a saber, y prefiero darlas a conocer. Ahora ya no tengo nada que ocultar, vivo en paz conmigo mismo, y disfruto de los placeres más simples: el campo y la soledad.
Cuando el ser humano no disfruta del bien mas preciado que es la libertad, no puede ser feliz. Las personas somos felices, dependiendo del grado de libertad que disfrutemos. Cuanto más libertad tengamos, más felices seremos.

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