viernes, 11 de septiembre de 2009

MOBBING, EL ACOSO QUE NO CESA

Mobbing significa acoso psicológico en el trabajo y se ha extendido como una mancha de aceite por el panorama laboral español.
Casi siempre suele venir motivado por los celos, la envidia, la competición, la promoción de la persona o, la llegada al lugar de trabajo de un nuevo trabajador.
La primera manifestación de acoso suele consistir en hacer objeto a la víctima de críticas feroces e injustificadas hacia su trabajo; su aspecto físico o sus ideas o planteamientos en relación con la tarea que desempeña.
A partir de este momento comienza la persecución sistemática de superiores o compañeros, dirigida a deteriorar y denigrar la imagen pública del trabajador mediante calumnias, rumores y mentiras interesadas. De esta forma la persona es aislada.
Este acoso es suscitado debido a las habilidades sociales de la víctima que suelen ser: simpatía, empatía, don de gentes, actitud positiva, aprecio y reconocimiento por parte de los demás.
El primer paso que debe dar el acosado es denunciar el caso. Pero antes de hacerlo o, mejor dicho, para sentirse con fuerzas antes de tomar esta decisión, hay que estar seguro de lo que se va a hacer y, si es posible, contar con el respaldo de algunos compañeros. Pero el problema que puede surgir es que nadie le apoye, que nadie se atreva, porque nadie quiere problemas.
Desde que el profesor Iñaki Piñuel, Psicólogo del Trabajo, publicó su famoso libro Mobbing, muchas personas acosadas y maltratadas en el trabajo, en el hogar y en la escuela se han atrevido a denunciar su caso. Pero poco se ha avanzado, porque el maltratador sabe muy bien que sus víctimas apenas tienen el respaldo de una sociedad en la que nadie quiere crearse problemas, ni con jefes, ni con compañeros, ya sean estos, hombres o mujeres.
Sin la menor duda y por mucho miedo que se tenga, lo mejor y más práctico es atreverse a denunciar el caso, porque no hay nada peor que el propio acoso en sí mismo.
Las personas con poder te acosan porque se creen fuertes, pero no hay más remedio que enfrentarnos a nuestro acosador por muy importante que sea el puesto que ocupa, aunque sea en solitario y sin apoyos. No podemos olvidar que todo violento es un cobarde en potencia y que el mejor antídoto para el acosador es la valentía, el valor.
Cualquier persona que en estos momentos se sienta acosada o maltratada física o psicológicamente, debe entender, que la clave del éxito contra el acoso no es otra que el valor y, este, no es otra cosa que el miedo dominado que se transforma en la actitud valiente de atreverse a defenderse a sí mismo.
Hay mas maltratadores y acosadores psicológicos de lo que pensamos y, los más peligrosos y recalcitrantes son aquellos que se hacen fuertes en el poder. Desenmascararlos es lo único que se puede hacer para acabar con ellos. La única batalla que se pierde es aquella que se abandona.
Dicen los expertos en la materia, que muchos veces la única manera de escapar del mobbing es cambiando de trabajo. Este consejo es razonable, pero me molesta; demuestra que en la vida, al contrario que en las películas, ganan los malos. Hay que intentar que ganen los buenos, maldita sea.