viernes, 18 de diciembre de 2009

ESTILO Y ETICA

Como personas inteligentes, somos creadoras e inventivas y, la forma más inteligente de ser inteligente (valga la redundancia), es la bondad, aunque se diga una de las grandes estupideces del mundo que el bueno es tonto.
Con la bondad hemos conseguido subir a la montaña para ver el llano y bajar al llano para ver la montaña y, a veces, lo que hemos visto ha sido realmente decepcionante; porque los dos grandes enemigos de la inteligencia son: la pereza y la maldad y, esta última, parece ser tener un prestigio que no se merece.
La inteligencia no tiene como objetivo el conocimiento, sino dirigir actividades y comportamientos. Si estamos entre personas inteligentes, nos ayudarán a liberarnos de muchas cosas, concretamente de la rutina; nos ayudarán a esforzarnos para ir más allá, para llegar dónde nunca hemos llegado y a conseguir la felicidad personal y a la vez una convivencia en el trabajo justa y equilibrada. Pero, en muy raras ocasiones hemos conseguido sentirnos seguros y queridos que son dos de las grandes necesidades del ser humano.
Falta el estilo, del que tanto se habla en las organizaciones, y falla la ética, tan necesaria para resolver los problemas que afectan a la propia felicidad y a la felicidad común. Sin estas dos actitudes es imposible una convivencia y un rendimiento en el trabajo satisfactorio.
Con la ética logramos resolver dos preguntas: qué debo hacer y por qué debo hacerlo. Si no tenemos puntos de contacto la única manera de resolver los problemas es siempre el enfrentamiento. La sabiduría está en saber de qué debemos liberarnos y a qué debemos someternos. Si tratamos a una persona como a un idiota se comportará conforme a lo establecido, pero si le damos responsabilidad sabrá usarla.
Si reacciono como los demás esperan que lo haga, me convierto en un esclavo y esta lección sirve para el amor y para el trabajo. Es muy difícil evitar que eso suceda, porque siempre estamos dispuestos a gustar a los demás o a irnos a la guerra cuando nos provocan. Pero tenemos que tener en cuenta que las personas y las situaciones son consecuencias de la vida que escogimos y no al revés.
Un no pronunciado con convicción profunda, es mucho más importante que un sí dicho para agradar, para ser simpático o, lo que es peor, para eludir problemas que forman parte del camino y que deben ser resueltos.
La ética une, pero permitiendo la diversidad, la diferencia, sin olvidar que siempre será mejor entenderse que enfrentarse.
Debemos luchar por recuperar los dos pilares tan fundamentales en las Organizaciones, como son: el estilo y la ética, para llevar a cabo el compromiso por un proyecto y un objetivo común.

viernes, 11 de diciembre de 2009

EL PODER DE LA PALABRA

La palabra es poder. Lo primero que hacen las dictaduras es el monopolio de la palabra. La palabra es el sostén del mundo, mucho más que la imagen. Las palabras transforman el mundo y al hombre.

El lenguaje crea la sociabilidad y la comunicación; el amor, el odio, los deseos que de no existir ésta, estarían en estado latente.

Necesitamos la palabra por dos razones: una, porque nuestra inteligencia es naturalmente linguística y no podría funcionar sin la palabra y otra, porque con ella manejamos nuestra memoria, dirigimos nuestras acciones, nos hablamos a nosotros mismos y reflexionamos sobre las cosas.

Debemos procurar que no haya impurezas en el lenguaje, porque ello imposibilita el entendimiento y la comunicación, ambas cosas indispensables para la supervivencia del ser humano. Si no se parte de ahí, se llega a los malos entendidos e incluso a la violencia.

Entre todas las poderosas armas de destrucción que el hombre ha conseguido crear, la más terrible y la más cobarde, es la palabra. Los puñales y las armas de fuego dejan vestigios de sangre. Las bombas dejan a su paso cadáveres y dañan la estructura de los edificios y las calles. Los venenos acaban siendo detectados. Pero la palabra destructiva despierta el Mal sin dejar pistas.

Es bueno analizar si por algún casual estamos utilizando esta arma y si alguien está, asimismo, utilizándola contra nosotros. No podemos permitir ninguna de las dos cosas.

Se debate muy mal, ya que se cree que debatir es dar cada uno su opinión. Debatir bajo mi punto de vista tiene tres fases: escuchar los argumentos del contrario, dar los propios el último y estar dispuesto a rendirnos ante el mejor argumento.

Pocas veces o ningunas lo conseguimos, por ello, debemos educarnos para contribuir a nuestro control sobre las emociones y esperar nuestro turno de palabra sin interrumpir a nuestro interlocutor. El día que esto se consiga se habrá dado una prueba de gran dignidad ética, pero nadie es capaz de hacerlo.

viernes, 4 de diciembre de 2009

DIAS DE MUCHO VISPERAS DE NADA

Mi abuela materna pronunciaba siempre la misma frase cuando yo era una niña después de alguna fiesta local o casera, que decía: “Días de mucho, vísperas de nada”.

Yo no comprendía que quería decir con aquella frase en aquel momento, pero ahora que han pasado unos cuantos años de aquéllo y ella no vive por desgracia para mí, porque podríamos darle mucho juego a la frase, comprendo la superficie y el fondo de ella.

Ayer tuve un día inusual, de esos que suben la adrenalina al doscientos por cien; de esos que tienes que emplear toda tu fuerza y coraje acumulados durante meses para salir del atolladero dónde te sumergen los demás; de esos que si no explotas revientas; pero ha sido un día que ha merecido la pena y, por ello, quiero haceros partícipes de mi “victoria”. Lo digo entre comillas porque es una victoria circunstancial, porque a partir de este momento es cuando comienza la función.

No sé si a vosotros os habrá ocurrido alguna vez, pero si es así, habréis podido comprobar que luchar por una sinrazón o por una injusticia merece poner en ella toda la carne en el asador y con suerte podemos salir victoriosos.

Ayer fue un día de esos en los que descubres que hay mas gente malintencionada que intencionada, es decir, mala que buena y si no te pones en tu sitio de una vez por todas, te avasallan, te arrinconan y si pueden te sacan la piel a tiras.

A éstos les llamo yo, tiburones de color oscuro ó, tiburones malintencionados, que al final de cuentas es lo mismo, igual de malos son unos que otros.

Estos tiburones aparecen y desaparecen como el Guadiana, gente que campa por sus respetos por el mundo mundial, hasta que un día aparece un tiburón de color blanco intencionado que esclarecerá toda duda al tiburón oscuro y, lo hará con tanta precisión y con tanta fuerza, que ni el mismo se lo creerá en ese instante. Más tarde se dará cuenta que ha vencido al tiburón oscuro, pero aún así seguirá sintiéndose amenazado y estará alerta por lo que pueda pasar.

El tiburón oscuro seguirá dando coletazos al no querer reconocer su derrota, e intentará sin ninguna duda coger desprevenido al tiburón blanco y desarmarlo; pero éste empleará su inteligencia racional, estando siempre en la retaguardia y en compás de espera, sin distraerse ni un sólo instante, porque sabe, que en cualquier momento o desde cualquier lugar, se pueden disparar las alarmas de ataque del tiburón oscuro; éste al verse vencido y derrotado estará lleno de furia y de rencor y sacará toda su artillería pesada para empotrársela al menor descuido al tiburón blanco; pero con su diplomacia, su buen hacer, su paciencia y su sentido común, el tiburón blanco arremeterá de nuevo contra el tiburón oscuro y, si Dios quiere y con un poco de suerte, lo machacará y lo dejará caos para un próximo combate, porque esto no acaba aquí. Habrá más…

Pero mientras estos llegan, el tiburón blanco se preparará para una nueva embestida, que no tardará mucho en llegar y, así será hasta que el tiburón oscuro se de cuenta que no hay derrota posible para su contrincante; y será entonces, cuando anuncie su retirada a bombo y platillo con un nuevo argumento, que será tan injusto y tan irracional como el anterior.

Si eres capaz de apasionarte de esta manera es porque te importa lo que haces, así es como hay que vivir, puede hacerte pasar un mal rato, pero siempre saldrá algo positivo de ello.

Vales mucho más de lo que piensas, aunque no lo creas tu trabajo y tu presencia en este mundo son muy importantes; si piensas de esta manera puede que tengas muchos problemas, pero no te dejes intimidar, sigue viviendo sin miedo y al final vencerás.

Después de “días de mucho”, llegará la paz, la armonía, la serenidad, el sosiego y el silencio. A esto se refería mi abuela con “las vísperas de nada”.