viernes, 31 de diciembre de 2010

NOCHEVIEJA.


Se acerca la Nochevieja y con ella y televisivamente hablando podremos ver un año más cuál será el anunciante que más ha pagado este año por ser el último que se anuncie antes de que toquen las doce campanadas y comencemos el 2015,
aunque tengo entendido que por lo visto en esta ocasión vamos a ver pocas “sorpresas” al respecto.:

Nochevieja es sinónimo de “tomarse las doce uvas”, cada uno dónde puede o dónde quiere. Si la persona logra comer las 12 uvas con cada campanada tendrá suerte en el año que comienza. Difícil tarea la de “tomarse las uvas”, pero no imposible, cada una de ellas equivale a un mes del año venidero. Luego llega el brindis con champán y los deseos de “Feliz Año Nuevo”.

La tradición de tomarse estas “uvas de la suerte”, que pueden ser frescas o en conserva, es exclusiva de España y surgió por una rústica estrategia de marketing realizada en 1909. Ese año, en vísperas Nochevieja, los cosecheros lograron quitarse el excedente de uvas de la temporada inventando este rito.
Nochevieja, ¡Qué estrés!. Yo, en Nochevieja me siento... me siento... no sé como me siento. Cuando llega la fiesta miro alrededor y me da la sensación de que todo el mundo se lo está pasando bien, menos yo. El estrés comienza con la ropa, no sabes que ponerte, que si lentejuelas, que si vestido largo hasta el tobillo, que si minifalda... si te la puedes permitir; eso sí, siempre de negro, con el color no hay problema. Según la tradición debes llevar ropa interior roja y llevar algo de oro para echarlo en la copa. Esto es sinónimo de suerte. Después la cena. Aquéllo parece una prueba del Gran Prix: Preparar las doce uvas y contarlas varias veces, porque como son todas iguales, te equivocas: Una, dos, tres, cuatro... una, dos, tres, cuatro, cinco, seis... hasta llegar a las doce. Y tu madre: ¿Queréis venir, que se enfría la cena?. Que esa es otra, tienes que comer de todo lo que está en la mesa...¡antes de las doce!; que, con las prisas, más que pelar langostinos, parece que estás corriendo un maratón. ¡Las doce menos cinco!.Y nos agobiamos. A las doce en punto comienzan las campanadas. Con la boca llena decimos: ¡A mí ya no me caben más!... ¡Se me ha caído una al suelo!... ¡A mí ya no me quedan...!, ¡Pues a mí me sobran cuatro!.

Y cuando acaban las campanadas, toda la familia felicitándonos unos a los otros... Y suena el teléfono ¿Ya están llamando?, ¿No pueden esperar?. Pues a mí todavía me sobran dos... ¡Champán, que alguien sirva el Champán!. Pero bueno, vamos a ver, ¿A vosotros os parece lógico empezar el año así?, ¡Qué estrés, de verdad!.

Pero como es Nochevieja... tienes la obligación de divertirte. Así que, después, te vas de fiesta a un local en el que si caben mil personas, el dueño ha decidido meter a cinco mil doscientas. ¡Y si no te gusta, te quedas en la calle, con la que está cayendo!. Porque en Nochevieja siempre hace un frío que pela, y este año, con lo que está lloviendo, ya me contarás. Así que te guste o no, entras. Lo bueno que tiene ir a un sitio así en Nochevieja, es que puedes ir como quieras, hacer lo que te apetezca, cualquier cosa, porque en una noche como ésta, nadie se percatará de tu existencia. Y, claro, que vas a hacer, pues te pones a bailar... si no disfrutas en Nochevieja, ¿Cuándo vas a disfrutar?.
Que el 2015 te traiga todo aquéllo que andas buscando y te sea 2015 veces mejor que el año pasado. ¡FELIZ AÑO NUEVO!.

domingo, 12 de diciembre de 2010

FELICES NAVIDADES

¿Cómo pasarás estas Navidades, bien o en familia?. Esta pregunta tópica tiene toda la razón de ser así. A mí, particularmente me encantan estas Fiestas, tengo una perspectiva de ellas de distancia, de lejanía, de soledad con respecto a la familia y, veo en ellas, un buen momento para el reencuentro.
Pero sí, es bien cierto, que cuando más nos acercamos, más difícil lo tenemos. Todos somos muy contradictorios, pensamos una cosa y lanzamos otra y esto en una noche tan larga y familiar, al final de la noche, por un lado o por otro, se nos ve el plumero.
En estos días, la familia es una obligación impuesta por los siglos de los siglos, amén; esto no es ni bueno, ni malo, simplemente es así. A veces nos encontramos inesperadamente con un cuñado con una papa grandiosa, con un hermano prepotente, con una cuñada narcisista, o con una hermana envidiosa o déspota y, nosotros, que no somos santos, ¿Qué haces ante esta perspectiva?, ahuecas el ala, o aguantas la velada. Tienes estas dos opciones y casi siempre optas por aguantar, sólo es una noche al año, te repites una y otra vez. No queremos darle la noche a nuestros padres. Pero inconscientemente se la damos.
Las reuniones de familia no son participativas, ni bullangueras, siempre hay desacuerdos ostentosos, intercambio de indirectas o directísimas, que en algunas ocasiones acaban con una bronca manifiesta, digna de salir en la sección de sucesos. Y si tenemos la mala costumbre de tocar el tema de herencias, de ahí derechos a la comisaría. En este tema no hay ni una familia unida, según dicen los entendidos en la materia. Así, que os aconsejo no tocar temas que puedan herir la sensibilidad de los presentes y pasar de puntillas la velada evitando todo lo que nos pueda acarrear malentendidos y sinsabores. Es "Noche Buena" y tal como su nombre indica, así es como debemos pasarla.
No puedo deciros nada más que no sepáis, simplemente os deseo que tengáis una "Noche Buena", buenísima..., sin desacuerdos, sin prepotencias, en Paz y esperando con ansiedad la entrada del Año Nuevo y, que a ser posible, nos serene el talante dialogante, que buena falta nos hace a todos, eso sí, a unos más que a otros...
"FELICES FIESTAS".

sábado, 4 de diciembre de 2010

EL RESPETO

El Respeto es una de las bases sobre la cual se sustenta la ética y la moral en cualquier campo y en cualquier época. Tratar de explicar que es el respeto, es un poco difícil, pero podemos ver dónde se encuentra.

El Respeto es aceptar y comprender tal y como son los demás, aceptar y comprender su forma de pensar aunque no sea igual que la nuestra, aunque según nosotros estén equivocados; creemos que ellos están mal en su forma de pensar, pero... ¿Quién asegura que nosotros somos los portadores de la verdad?, hay que aprender a respetar y aceptar la forma de ser y de pensar de los demás.

Pero no sólo a las personas se les debe el respeto más profundo, sino a todo aquello que nos rodea, a las plantas, a los animales, a la pequeña hormiga y la gran ballena, a los ríos, lagos y mares. Todo como parte de la creación se lo merece.

Es aceptar y comprender al humilde, al engreído, al pobre, al rico, al sabio y al ignorante, por pequeño o grande que sea, física, moral o intelectualmente, situarlos en el mismo lugar de comprensión y comprender que ese ser humano se merece toda tu atención, no importando su condición.

Si ahora hizo mal o esta mal, respétale y trata de enseñarle el camino recto, nunca queriendo imponerlo, solo enséñale el camino e invitarlo a recorrerlo, pero siempre respetando su decisión de recorrerlo o no.

Cada quién es un alma libre y tú debes de darle libre albedrío a esa alma, debe recorrer su propio camino; mira que grande es Dios, como quieras que lo concibas, que deja que actúes a tu completa libertad, te respeta como lo más sagrado, pero antes de actuar para bien o para mal, te dice las consecuencias de tus actos y depende de ti toda la libertad de actuar a tu propia decisión, sabiendo de antemano las consecuencias de tus actos, por eso no es propio reclamar al cielo por que nos castiga cuando obramos mal, analízalo.

Pero... ¡Qué pobre alma es aquella que no puede respetar a los animales, a las plantas, a los ríos y lagos, al más humilde de los hombres, al pequeño que camina delante de él, a la mujer con la que comparte su vida, a aquéllas con las que se relaciona, al hombre que lo cree menos por tener incapacidades físicas, al basurero que por sucio y humilde que sea su trabajo sin él, nuestra vida sería un basurero, al engreído por que gracias a él, al conocerlo, puedes evitar ser como él, al colérico por que puedes comprender la importancia de saberse controlar, al feo por que te ayuda a comprender que la belleza se encuentra en el alma, al ignorante por que sabes que es el comienzo de la sabiduría!.

Pero a veces se pierde el respeto a alguien, ya sea por que nos hizo daño de cualquier forma o por varias razones, casi es inevitable, pero a lo que concierne este comentario, es solo para mencionar que cuando algo así pasa, se debe mantener ese respeto hasta dónde sea prudente conservarlo, si se tiene que actuar de una forma imperiosa para resolver ese asunto aunque sea algo reprochable ante los demás, hágalo, si en verdad intentó varios medios y no logro esa armonía haga lo que tenga que hacer, que en nada es reprochable pues se tiene el derecho de tratar de convivir en paz, y si no hay otra opción, el cielo sabrá perdonar. Espero que este comentario no sea mal interpretado pues es muy susceptible de entenderse mal, pero... espero que me entiendas.

El respeto debe existir siempre en nuestra relación con los demás, sería una agradable forma de conducirse por la vida, pero aunque no lo parezca, respetar a los demás es relativamente difícil por la forma en que se nos ha educado a relacionarnos con los demás, que a veces tritura esta virtud desde sus comienzos, pero trata de cultivar en tu corazón el respeto, poco a poco, aliméntalo con el ejercicio constante del mismo y, verás, lo bien que te sentirás consigo mismo, a veces tambalearas, y pensarás que no lo logras, pero mantente firme, y al final el cielo sabrá recompensar tu esfuerzo, hay tanto en la palabra de respeto y en su ejercicio, que preferiría lo meditaras y saques tus propias conclusiones, pues ellas se merecen toda tu atención...
Los labios de la sabiduría permanecerán cerrados excepto para el oído capaz de comprender.