jueves, 22 de septiembre de 2011
PROSPECTOS PARA TODOS
viernes, 29 de julio de 2011
LAS MALAS PALABRAS
Treinta segundos antes eras una persona y varias malas palabras después eres otra. Y todo lo que te rodea es irrelevante y solo existen esas palabras malas que una boca extraña te ha dicho, que has oído aunque no hayas querido y que se te han metido en el cuerpo como un virus.
Pueden ser palabras urgentes, solemnes, graves, ofensivas, estúpidas. Palabras que arañan, que hacen que tiemble todo. La malas palabras consiguen, a menudo, sobre todo en los muy vulnerables, cosas aún peores que las propias malas palabras.
Fabrican gente triste, irritada, enfadada, ensimismada, aterrorizada... Y huecos en el estómago y algún que otro sollozo. Eso desde luego.
Lo único bueno que tienen es que ponen a lo otro en su sitio. A las chorradas que no valoramos como tales, a las nimiedades por las que 30 segundos antes estábamos rabiando, a los detalles diarios que se supone que son importantes, pero que no lo son, aunque siempre nos cabrean mucho, aunque los convirtamos a menudo en historias complejas. Nada que no sea grave de veras tiene consistencia 30 segundos después.
A veces las malas palabras también producen bálsamos, que suelen estar en lugares que no frecuentamos a menudo y que ahora salimos a buscar con cierto desespero para mitigar el dolor. Y en esos sitios hay pequeños paraísos y buenas palabras. Frescas y benditas.
Las malas palabras se combaten, además y fundamentalmente, con carcajadas limpias y a ser posible estruendosas...
martes, 19 de abril de 2011
LA FRUSTRACION
La frustración se produce cuando las expectativas del individuo no coinciden con los hechos reales. Lo que frustra no es tanto la adversidad como el hecho de que los acontecimientos no se produzcan como uno esperaba. El inmaduro espera que los acontecimientos se sucedan siempre del modo que más le conviene. Cuando esto no es así, le resulta difícil aceptar que sus previsiones eran incorrectas y que había concebido unas expectativas infundadas. Lo común en estos casos es buscar un culpable, porque resulta más fácil que aceptar el propio error.
Con la madurez, el hombre se hace menos iluso, espera menos de la vida y se aproxima más en sus expectativas a la realidad. El inmaduro, sin embargo, es más proclive a los grandes batacazos. Vive de ilusiones y cosecha desencantos. Tiene una idea subjetiva del mundo y todos sus deseos los transforma inmediatamente en expectativas. No cuenta para nada con los imponderables y factores variables. Se cree el centro del universo. Está tan centrado en sí mismo que todo lo toma de un modo personal. En la adversidad, culpa al destino o a otra persona de actuar contra él. Y jamás, jamás se detiene a pensar que puede ser él el equivocado.
Lo más grave, sin embargo, de la inmadurez es la óptica miope que tiene de la vida: sólo considera lo inmediato. Ignora la lección que encierra toda contrariedad. No entiende que la vida funciona con una estrategia a largo plazo y que cada pequeña derrota personal que nos inflige no es más que una sabia preparación para ayudarnos a ganar la gran batalla final contra la ignorancia. Siempre ocurre lo que tiene que ocurrir, lo mejor; aunque, a veces, nuestra apreciación subjetiva nos haga ver un mal donde solamente hay un bien disfrazado.
EL hombre de experiencia, por el contrario, analiza objetivamente todas las posibilidades. Piensa en el resultado final y no se inquieta por los pequeños reveses que ha previsto ya como inevitables. El inmaduro se rebela contra su sino cuando éste le es adverso y trata de modificar el curso de los acontecimientos para acomodarlos a sus deseos. El resultado es que su frustración no conoce límites.
La frustración es moneda corriente en nuestra sociedad, compuesta en su mayoría por individuos emocionales e inmaduros que confunden sus sueños e imaginaciones con la realidad. Pero no existe para el hombre de experiencia que tiene su vista puesta en el horizonte y sabe que cada traspiés, al fin y al cabo, le acerca más rápidamente a su objetivo.
jueves, 24 de marzo de 2011
LA BUENA EDUCACIÓN
En la sociedad actual, muchas de estas reglas han sido olvidadas y ellas están totalmente relacionadas con el crecimiento personal de cada individuo y de su evolución general y en este caso, la espiritual.
Cuando se quiere crecer espiritualmente se debe tener una educación interna y externa de todas las cosas que refieren al hombre, en la existencia humana. He aquí la importancia de las Reglas de Urbanidad y su relación con el misticismo y la espiritualidad.
-Respetar al otro: su carácter, su amor propio, sus opiniones, inclinaciones, caprichos, costumbres, etc., aunque las consideremos defectos. El respeto da un paso más a la tolerancia.
-Comprender, antes que juzgar: no odiar al otro ni hablar mal de él ante otros por lo que creemos que son sus defectos. Siempre es mejor preguntarse: ¿qué hace que la persona que nos molesta actúe de la forma en qué lo hace? Así, será más fácil que comprendamos y más difícil que odiemos.
-Pensar antes de actuar o de hablar: elegir siempre la mejor oportunidad, no ser imprudente. Evitar palabras molestas, observaciones poco delicadas, descorteses o demasiado personales.
-Adecuar el discurso a los conocimientos del otro: evitar hacer comentarios sobre historia, ciencia, cultura o arte cuando no se conoce el grado de conocimiento de las personas que escuchan.
Desde que el bebé tiene primer contacto al nacer con sus padres y familiares, comienza la educación. Por eso los padres deben tomar como primeras normas de educación los siguientes puntos:
-No discutir jamás delante del niño y mucho menos decir malas palabras.
-Dar el ejemplo siempre, no realizar nada obsceno, no criticar, ni hablar mal de otras personas, inclusive familiares.
-Mantener una disciplina general en todo momento, tener orden, respeto de los horarios, cumplimiento del trabajo, buena administración del dinero y buenas relaciones humanas.
-Cenar todos los días en familia dándole el ejemplo con una buena mesa servida, buenos hábitos alimenticios y buenos modales.
-Enseñarles a cumplir con sus deberes, desde las tareas en la escuela, hasta el cumplir con promesas y ofrecimientos a otros niños o personas. Así les enseñaremos a ser hombres y mujeres de palabra.
-Desde bien pequeños darle el ejemplo y mostrarle que el saludo, aunque no conozcamos a la persona, es básico para dar una buena impresión siempre.
-Hablar correctamente el idioma que tengamos.
-Ser sociables, poder sostener una conversación con todo tipo de personas. Ser cortés ante todos.
-Vestir apropiadamente, de acuerdo a la edad y a la ocasión.
-Tratar de evitar discusiones en tonos alterados y bajo estados emocionales extremos. Una sonrisa junto a una disculpa, es la mejor forma de evitar altercados desagradables.
-Respetar la puntualidad y de no poder asistir por causas inevitables, comunicarlo con tiempo.
Todas estas reglas, que podrían sintetizarse en: TRATAR A LOS DEMÁS COMO NOS GUSTARÍA SER TRATADOS, resultan básicas para vivir civilizadamente.
Por lo general, no están escritas, pero cuando todos las respetan, nuestra vida se hace más agradable. Es importante cumplirlas, ya que con ello se da un buen ejemplo. Pedir por favor, agradecer, ceder el asiento. Ser amables y civilizados más allá del cumplimiento de ciertas normas básicas, implica recordarle al otro que es persona, y que la relación que podemos tener con él es una relación entre personas. En ámbitos en donde reina el buen trato, con tacto y civilidad, se vive mejor, el ambiente mejora y las relaciones humanas se enriquecen.
Si nos fijamos, está íntimamente relacionada la enseñanza de urbanidad con la educación en valores. Sus tres fórmulas básicas son: Respeto por ti mismo, respeto hacia los demás y responsabilidad por tus actos.
miércoles, 2 de marzo de 2011
LA AMISTAD
La amistad se da en distintas etapas de la vida y en diferentes grados de importancia y trascendencia. La amistad nace cuando las personas encuentran inquietudes comunes. Hay amistades que nacen a los pocos minutos de relacionarse y otras que tardan años en hacerlo.
Los sabios y poetas de todos los tiempos han exaltado siempre la amistad. Además del amor, se necesita la amistad. Para los filósofos griegos, expresa virtud, es un regalo de los dioses. Aristóteles menciona tres tipos de amistad: por interés, por placer y por el bien; pero sólo la que surge del bien merece llamarse amistad. Para Cicerón y Séneca, la amistad implica armonía, buena voluntad y afecto, «querer y rechazar lo mismo».
La amistad se demuestra en la preocupación por el amigo, interesándose por su bienestar, por sus problemas y logros. Por eso procura reunirse, comunicarse o convivir con él. Un amigo es el que está en todo momento, el que te levanta cuando estás decaído. Es en la turbación donde la amistad se pone a prueba. Cicerón comenta: "Sólo en el peligro se conoce al verdadero amigo". La amistad se da en distintas etapas de la vida y en diferentes grados de importancia y trascendencia. La amistad nace cuando las personas encuentran inquietudes comunes. Hay amistades que nacen a los pocos minutos de relacionarse y otras que tardan años en hacerlo.
Puede haber relaciones amistosas donde intervienen una persona y un ser de otra especie, es el caso del perro; a éste último se le conoce como «el mejor amigo del hombre». También se puede dar la amistad incluso entre dos o más animales de especies distintas.
La amistad es considerada como una experiencia humana de vital importancia, inclusive ha sido santificada por varias religiones. Es un conjunto de personas que se sienten ellas mismas cuando se reunen; es decir, libres de actuar y expresarse, dentro de sus principios y su moralidad, haciendo pleno uso del libre albedrío ya que se saben aceptados en grado sumo por el resto de los componentes del grupo.
En el mundo del cine y la televisión se puede hallar desde los clásicos como: "El gordo y el flaco y Los tres chiflados, hasta la serie de televisión estadounidense de Friends, comedia que giraba en torno a las relación de seis amigos.
La amistad es como la salud: Nunca nos damos cuenta de su verdadero valor hasta que la perdemos. Compañeros hay muchos, verdaderos amigos solo son unos pocos. Mientras se tenga al menos un amigo, nadie es inútil. Al final, no nos acordaremos tanto de las palabras de nuestros enemigos, sino de los silencios de nuestros amigos. Si plantas una semilla de amistad, recogerás un ramo de felicidad. Una respuesta honesta es señal de una amistad verdadera. Es muy difícil encontrar un buen amigo, más difícil todavía dejarlo e imposible olvidarlo. Todo mi patrimonio son mis amigos. Un verdadero amigo es aquel que entra cuando todos los demás se van.
Un amigo es alguien que está contigo porque le necesitas, aunque le encantaría estar en otra parte.
Cuando te duele mirar hacia atrás y te da miedo mirar adelante, mira hacia la izquierda o la derecha y allí estará, a tu lado.
Mucha gente entra y sale de tu vida a lo largo de los años. Pero solo los verdaderos amigos dejan huella en tu corazón.
Un amigo verdadero es alguien que cree en ti aunque tu hayas dejado de creer en ti mismo.
Un abrazo vale mil palabras. Un amigo más. Cultivar un verdadero amigo requiere dedicación y tiempo. La amistad es el ingrediente más importante en la receta de la vida.
Una vida sin amigos es como vivir en una isla desierta, sin agua, sin alimentos, sin luz.
Un verdadero amigo es alguien capaz de tocar tu corazón desde el otro lado del mundo.
Un verdadero amigo es alguien que te conoce tal como eres, comprende dónde has estado, te acompaña en tus logros y tus fracasos, celebra tus alegrías, comparte tu dolor y jamás te juzga por tus errores.
¿Qué es un amigo? Es una única alma que vive en dos cuerpos. La mejor forma de destruir a tu enemigo es convertirlo en tu amigo. El mejor espejo es un viejo amigo. La amistad duplica nuestras alegrías y divide nuestra tristeza.