jueves, 22 de septiembre de 2011

PROSPECTOS PARA TODOS

El prospecto es un folleto que acompaña a ciertos productos, especialmente los farmacéuticos, en el que se explica su composición, utilidad, efectos secundarios, modo de empleo, etcétera...

Hace unos meses le diagnosticaron a mi marido una gastroenteritis, me dispuse a leer el prospecto de la medicación recetada para los vómitos y cuál fue mi sorpresa, que al leer los efectos secundarios de la misma, indicaba que podía producir náusea; igualmente hice con el prospecto de la medicación indicada para la colitis y uno de sus efectos secundarios era que podía producir diarrea. Sorprendida por estas indicaciones leí otro prospecto de una medicación indicada para los temblores y, me quedé atónita cuando leí que uno de los efectos secundarios era que, producía espasmos. Dispuesta a salir de dudas leí el de un antiflamatorio y en cuyos efectos secundarios decía que podía producir artritis. Yo, que siempre había admirado a los redactores de prospectos (por cierto, ya desaparecidos), estoy desilusionada completamente con los nuevos redactores, con esto me demuestran que lo que hay en su lugar es un sucedáneo.

Mi idea de los redactores de prospectos es muy distinta a la que acabo de comprobar, pensaba que eran personas instruidas y preparadas para desempeñar ese trabajo de redacción tan complejo y minucioso, que es tan importante para cualquier enfermo y que todos los hemos leído en cualquier momento de duda al tomar la medicación.

Siempre me ha parecido muy adecuado el mensaje aquel de: "Lea las instrucciones de este medicamento y consulte al farmaceútico" que aparece tras los anuncios en televisión de medicamentos. Sin embargo, creo que este loable consejo debía hacerse extensivo a otros muchos productos, por ejemplo, a los tecnológicos, que deberían decir lo siguiente: "Lea las instrucciones de su nuevo ordenador ó PC y consulte a su amigo, a su vecino, o a su primo el informático para ponerlo en marcha". O en los variadísimos modelos de móviles: "Si quiere disponer del último modelo en telefonía móvil, el más sofisticado, el más moderno, con más prestaciones, más ágil y más barato, consulte a su hijo, a su sobrino, o a los hijos de sus amigos, sin son adolescentes mejor y mayor información recibirás, cuánto más jóvenes de más bagaje dispondrán y más duchos estarán sobre el tema en cuestión ".

O, con los electrodomésticos, que cada vez son mas sofisticados y duran menos:" Si no entiende los mandos de su lavadora, consulte a todo el barrio; en la panadería, en la frutería, en la pescadería, en la carnicería, a las cajeras del supermercado, a cuantas más mejor, que alguien dará con la tecla". O en los productos de limpieza, complejos dónde los haya: "Lea las instrucciones de esta lejía y consulte a su amiga, a su vecina, a su compañera de trabajo, o a su madre antes de meter ropa de color en la lavadora. Con los detergentes pasa lo mismo, en las instrucciones debería decir:" Si quiere que en su colada la ropa salga bien lavada, lave cada día con un detergente distinto, debido a las variadísimas marcas, formatos, en polvo, en líquido, concentrados, en pastillas, con suavizante incorporado, sin él, etcétera... ". Con toda esta gama y abanico de posiblidades, hacer la colada diaria se convierte en un drama.

Y, para terminar este sin vivir diario, quizá no estaría de más poner el aviso también en los anuncios de alimentos: "Lea las instrucciones de estos callos con garbanzos y consulte a su pareja, por si tiene demasiados años, vaya ser que no le sienten bien... ".

viernes, 29 de julio de 2011

LAS MALAS PALABRAS

Treinta segundos antes eras una persona y varias malas palabras después eres otra. Y todo lo que te rodea es irrelevante y solo existen esas palabras malas que una boca extraña te ha dicho, que has oído aunque no hayas querido y que se te han metido en el cuerpo como un virus.


Pueden ser palabras urgentes, solemnes, graves, ofensivas, estúpidas. Palabras que arañan, que hacen que tiemble todo. La malas palabras consiguen, a menudo, sobre todo en los muy vulnerables, cosas aún peores que las propias malas palabras.


Fabrican gente triste, irritada, enfadada, ensimismada, aterrorizada... Y huecos en el estómago y algún que otro sollozo. Eso desde luego.


Lo único bueno que tienen es que ponen a lo otro en su sitio. A las chorradas que no valoramos como tales, a las nimiedades por las que 30 segundos antes estábamos rabiando, a los detalles diarios que se supone que son importantes, pero que no lo son, aunque siempre nos cabrean mucho, aunque los convirtamos a menudo en historias complejas. Nada que no sea grave de veras tiene consistencia 30 segundos después.


A veces las malas palabras también producen bálsamos, que suelen estar en lugares que no frecuentamos a menudo y que ahora salimos a buscar con cierto desespero para mitigar el dolor. Y en esos sitios hay pequeños paraísos y buenas palabras. Frescas y benditas.


Las malas palabras se combaten, además y fundamentalmente, con carcajadas limpias y a ser posible estruendosas...

martes, 19 de abril de 2011

LA FRUSTRACION

La frustración es un sentimiento que fluye cuando no consigues alcanzar el objetivo que te has propuesto y por el que tanto has luchado. Sientes ansiedad, rabia, depresión, angustia, ira, sentimientos y pensamientos autodestructivos.


Toda acción inteligente tiende siempre a conseguir un fin determinado. El labrador siembra para recoger una cosecha. El financiero invierte para conseguir unos beneficios. Y el niño se arroja al suelo para que su madre lo tome en brazos.


Existen, sin embargo, numerosos factores variables que escapan al control del individuo y que impiden, a menudo, la acción de los frutos apetecidos: el labrador pierde su cosecha por causa del mal tiempo; el financiero se ve sorprendido por una crisis que da al traste con sus beneficios y el niño se cansa de llorar en el suelo sin que su madre, ocupada en hablar por teléfono con una amiga, le preste la menor atención. Las expectativas fallidas y la consiguiente sensación de fracaso sume al labrador, al financiero y al niño en la más desoladora frustración.


La frustración se produce cuando las expectativas del individuo no coinciden con los hechos reales. Lo que frustra no es tanto la adversidad como el hecho de que los acontecimientos no se produzcan como uno esperaba. El inmaduro espera que los acontecimientos se sucedan siempre del modo que más le conviene. Cuando esto no es así, le resulta difícil aceptar que sus previsiones eran incorrectas y que había concebido unas expectativas infundadas. Lo común en estos casos es buscar un culpable, porque resulta más fácil que aceptar el propio error.


Con la madurez, el hombre se hace menos iluso, espera menos de la vida y se aproxima más en sus expectativas a la realidad. El inmaduro, sin embargo, es más proclive a los grandes batacazos. Vive de ilusiones y cosecha desencantos. Tiene una idea subjetiva del mundo y todos sus deseos los transforma inmediatamente en expectativas. No cuenta para nada con los imponderables y factores variables. Se cree el centro del universo. Está tan centrado en sí mismo que todo lo toma de un modo personal. En la adversidad, culpa al destino o a otra persona de actuar contra él. Y jamás, jamás se detiene a pensar que puede ser él el equivocado.


Lo más grave, sin embargo, de la inmadurez es la óptica miope que tiene de la vida: sólo considera lo inmediato. Ignora la lección que encierra toda contrariedad. No entiende que la vida funciona con una estrategia a largo plazo y que cada pequeña derrota personal que nos inflige no es más que una sabia preparación para ayudarnos a ganar la gran batalla final contra la ignorancia. Siempre ocurre lo que tiene que ocurrir, lo mejor; aunque, a veces, nuestra apreciación subjetiva nos haga ver un mal donde solamente hay un bien disfrazado.

El dolor, la frustración, el desengaño no son castigos. Son cosas positivas. Son lecciones, si se saben considerar con la perspectiva adecuada. Observa a un jugador novel de ajedrez. Mueve sus peones alegremente, buscando resultados inmediatos, sin pensar en las consecuencias ulteriores de sus movimientos. Se excita e ilusiona prematuramente si consigue alguna ventaja parcial y, finalmente, se frustra cuando pierde la partida. ¿No recuerda esto el modo de actuar en la vida del inmaduro?.


EL hombre de experiencia, por el contrario, analiza objetivamente todas las posibilidades. Piensa en el resultado final y no se inquieta por los pequeños reveses que ha previsto ya como inevitables. El inmaduro se rebela contra su sino cuando éste le es adverso y trata de modificar el curso de los acontecimientos para acomodarlos a sus deseos. El resultado es que su frustración no conoce límites.


La actitud del sabio es diferente. Acepta las cosas como vienen y trata de fluir con ellas. En lugar de intentar modificar el destino, que es inexorable, se adapta a los acontecimientos. Cuando algo no sale como él lo tenía previsto, busca enseguida modificar su óptica.


La frustración es moneda corriente en nuestra sociedad, compuesta en su mayoría por individuos emocionales e inmaduros que confunden sus sueños e imaginaciones con la realidad. Pero no existe para el hombre de experiencia que tiene su vista puesta en el horizonte y sabe que cada traspiés, al fin y al cabo, le acerca más rápidamente a su objetivo.

jueves, 24 de marzo de 2011

LA BUENA EDUCACIÓN

No puedo soportar la mala educación, ante ella me llevan los demonios..., pero a veces, no tengo más remedio que convivir con ella y refrenarme ante tanto desapego a las reglas de urbanidad que nos enseñaron en nuestra infancia. Hay personas que ni se acuerdan de que en nuestros primeros años de escolarización nos enseñaron reglas de urbanidad (una buena educación cívica) con el propósito de aplicarlas en nuestra vida cotidiana.






Cada día existen aprendizajes y descubrimientos, modas y conceptos actualizados, pero sin darnos cuenta, olvidamos y desestimamos algunos de los más antiguos e importantes modales y cada vez los vamos sacando de nuestra vida. Por lo tanto, las nuevas generaciones comienzan a crecer sin ellos. Me refiero a las Reglas de Urbanidad.



Las Reglas de Urbanidad tuvieron su inicio cuando el hombre comenzó a mezclarse socialmente, entonces estableció formas, reglas, conceptos y modales de respeto al prójimo y de la forma más elegante y apropiada de relacionarse con las demás personas. Todas estas reglas fueron mejorando y cambiando de acuerdo a las épocas y a la evolución del hombre. Fueron adaptadas a las diferentes sociedades, climas y clases, en las diferentes escalas sociales y nacionalidades. Cada grupo étnico adoptó las más adecuadas a sus criterios, idiosincrasia, religiones y formas de pensar; pero siempre respetando las relaciones humanas.


Eso es urbanidad, consiste en saber convivir en comunidad, saber comportarse de modo correcto en cualquier ocasión para agradar a quienes nos rodean. Para cultivar esta virtud, es imprescindible desarrollar el “tacto social” mantener una cortesía civilizada, a la hora de relacionarse con las demás personas.


En la sociedad actual, muchas de estas reglas han sido olvidadas y ellas están totalmente relacionadas con el crecimiento personal de cada individuo y de su evolución general y en este caso, la espiritual.


Cuando se quiere crecer espiritualmente se debe tener una educación interna y externa de todas las cosas que refieren al hombre, en la existencia humana. He aquí la importancia de las Reglas de Urbanidad y su relación con el misticismo y la espiritualidad.



Principios básicos de urbanidad:
-Respetar al otro: su carácter, su amor propio, sus opiniones, inclinaciones, caprichos, costumbres, etc., aunque las consideremos defectos. El respeto da un paso más a la tolerancia.




-Escuchar, más que hablar: descubrir quién es el otro, qué quiere, qué piensa. No dirigirse a él como si fuera una proyección de nosotros. Hablar sin descanso es una descortesía hacia los demás, y además revela cierto egoísmo.
-Comprender, antes que juzgar: no odiar al otro ni hablar mal de él ante otros por lo que creemos que son sus defectos. Siempre es mejor preguntarse: ¿qué hace que la persona que nos molesta actúe de la forma en qué lo hace? Así, será más fácil que comprendamos y más difícil que odiemos.
-Pensar antes de actuar o de hablar: elegir siempre la mejor oportunidad, no ser imprudente. Evitar palabras molestas, observaciones poco delicadas, descorteses o demasiado personales.





-Ser discreto: no hacer preguntas que nos hagan parecer excesivamente curiosos, ni divulgar los secretos que otros nos han confiado. De lo contrario, nos ganaremos que nadie confíe en nosotros.
-Adecuar el discurso a los conocimientos del otro: evitar hacer comentarios sobre historia, ciencia, cultura o arte cuando no se conoce el grado de conocimiento de las personas que escuchan.




-Adecuar el discurso a la situación del otro: percibir cuál es su estado anímico y, según eso, decir lo que sea apropiado.





-Tratar a los demás como nos gustaría ser tratados.





En cuanto a nuestra educación, es lógico que para que las personas cumplan con su misión por completo, deben ser educadas desde la infancia con las más elementales reglas de urbanidad. Por eso se dice que la educación nace en la cuna.


Desde que el bebé tiene primer contacto al nacer con sus padres y familiares, comienza la educación. Por eso los padres deben tomar como primeras normas de educación los siguientes puntos:

-Hablar en voz baja, con dulzura, calidez y seguridad ante el bebe en la cuna.
-No discutir jamás delante del niño y mucho menos decir malas palabras.
-Dar el ejemplo siempre, no realizar nada obsceno, no criticar, ni hablar mal de otras personas, inclusive familiares.
-Mantener una disciplina general en todo momento, tener orden, respeto de los horarios, cumplimiento del trabajo, buena administración del dinero y buenas relaciones humanas.
-Cenar todos los días en familia dándole el ejemplo con una buena mesa servida, buenos hábitos alimenticios y buenos modales.
-Enseñarles a cumplir con sus deberes, desde las tareas en la escuela, hasta el cumplir con promesas y ofrecimientos a otros niños o personas. Así les enseñaremos a ser hombres y mujeres de palabra.
-Desde bien pequeños darle el ejemplo y mostrarle que el saludo, aunque no conozcamos a la persona, es básico para dar una buena impresión siempre.
-Hablar correctamente el idioma que tengamos.
-Ser sociables, poder sostener una conversación con todo tipo de personas. Ser cortés ante todos.
-Vestir apropiadamente, de acuerdo a la edad y a la ocasión.
-Tratar de evitar discusiones en tonos alterados y bajo estados emocionales extremos. Una sonrisa junto a una disculpa, es la mejor forma de evitar altercados desagradables.
-Respetar la puntualidad y de no poder asistir por causas inevitables, comunicarlo con tiempo.

Estas son algunas de las principales reglas de urbanidad que si ponemos en práctica dando nuestro ejemplo, lograremos un futuro lleno de respeto hacia el prójimo.


Todas estas reglas, que podrían sintetizarse en: TRATAR A LOS DEMÁS COMO NOS GUSTARÍA SER TRATADOS, resultan básicas para vivir civilizadamente.


Por lo general, no están escritas, pero cuando todos las respetan, nuestra vida se hace más agradable. Es importante cumplirlas, ya que con ello se da un buen ejemplo. Pedir por favor, agradecer, ceder el asiento. Ser amables y civilizados más allá del cumplimiento de ciertas normas básicas, implica recordarle al otro que es persona, y que la relación que podemos tener con él es una relación entre personas. En ámbitos en donde reina el buen trato, con tacto y civilidad, se vive mejor, el ambiente mejora y las relaciones humanas se enriquecen.


Si nos fijamos, está íntimamente relacionada la enseñanza de urbanidad con la educación en valores. Sus tres fórmulas básicas son: Respeto por ti mismo, respeto hacia los demás y responsabilidad por tus actos.

miércoles, 2 de marzo de 2011

LA AMISTAD

La amistad es un sentimiento, yo diría, casi más grande que el amor, es una relación afectiva entre dos o más personas. La amistad es una de las relaciones interpersonales más comunes que la mayoría de las personas tienen en la vida.

La amistad se da en distintas etapas de la vida y en diferentes grados de importancia y trascendencia. La amistad nace cuando las personas encuentran inquietudes comunes. Hay amistades que nacen a los pocos minutos de relacionarse y otras que tardan años en hacerlo.

Los sabios y poetas de todos los tiempos han exaltado siempre la amistad. Además del amor, se necesita la amistad. Para los filósofos griegos, expresa virtud, es un regalo de los dioses. Aristóteles menciona tres tipos de amistad: por interés, por placer y por el bien; pero sólo la que surge del bien merece llamarse amistad. Para Cicerón y Séneca, la amistad implica armonía, buena voluntad y afecto, «querer y rechazar lo mismo».
La amistad moderna se distingue por el elevado grado de autonomía que se atribuye a una persona, en la medida que tiene en sus manos la relación tanto para iniciarla como para romperla.

La amistad se demuestra en la preocupación por el amigo, interesándose por su bienestar, por sus problemas y logros. Por eso procura reunirse, comunicarse o convivir con él. Un amigo es el que está en todo momento, el que te levanta cuando estás decaído. Es en la turbación donde la amistad se pone a prueba. Cicerón comenta: "Sólo en el peligro se conoce al verdadero amigo". La amistad se da en distintas etapas de la vida y en diferentes grados de importancia y trascendencia. La amistad nace cuando las personas encuentran inquietudes comunes. Hay amistades que nacen a los pocos minutos de relacionarse y otras que tardan años en hacerlo.

Puede haber relaciones amistosas donde intervienen una persona y un ser de otra especie, es el caso del perro; a éste último se le conoce como «el mejor amigo del hombre». También se puede dar la amistad incluso entre dos o más animales de especies distintas.

La amistad es considerada como una experiencia humana de vital importancia, inclusive ha sido santificada por varias religiones. Es un conjunto de personas que se sienten ellas mismas cuando se reunen; es decir, libres de actuar y expresarse, dentro de sus principios y su moralidad, haciendo pleno uso del libre albedrío ya que se saben aceptados en grado sumo por el resto de los componentes del grupo.
Las relaciones de amistad han sido profusamente narradas, tanto en el mundo de la literatura como en el cine y la televisión, a grado tal, que si bien, un listado verdaderamente completo sería imposible, es fácil identificarlas en casi cualquier obra: "Don Quijote y Sancho Panza, Sherlock Holmes y Watson, los Tres Mosqueteros", son ejemplos variados de diversos tipos de amistades entrañables exhibidas en la literatura.

En el mundo del cine y la televisión se puede hallar desde los clásicos como: "El gordo y el flaco y Los tres chiflados, hasta la serie de televisión estadounidense de Friends, comedia que giraba en torno a las relación de seis amigos.

La amistad es como la salud: Nunca nos damos cuenta de su verdadero valor hasta que la perdemos. Compañeros hay muchos, verdaderos amigos solo son unos pocos. Mientras se tenga al menos un amigo, nadie es inútil. Al final, no nos acordaremos tanto de las palabras de nuestros enemigos, sino de los silencios de nuestros amigos. Si plantas una semilla de amistad, recogerás un ramo de felicidad. Una respuesta honesta es señal de una amistad verdadera. Es muy difícil encontrar un buen amigo, más difícil todavía dejarlo e imposible olvidarlo. Todo mi patrimonio son mis amigos. Un verdadero amigo es aquel que entra cuando todos los demás se van.
Un amigo es alguien que está contigo porque le necesitas, aunque le encantaría estar en otra parte.
Cuando te duele mirar hacia atrás y te da miedo mirar adelante, mira hacia la izquierda o la derecha y allí estará, a tu lado.
Mucha gente entra y sale de tu vida a lo largo de los años. Pero solo los verdaderos amigos dejan huella en tu corazón.
Un amigo verdadero es alguien que cree en ti aunque tu hayas dejado de creer en ti mismo.
Un abrazo vale mil palabras. Un amigo más. Cultivar un verdadero amigo requiere dedicación y tiempo. La amistad es el ingrediente más importante en la receta de la vida.
Una vida sin amigos es como vivir en una isla desierta, sin agua, sin alimentos, sin luz.
Un verdadero amigo es alguien capaz de tocar tu corazón desde el otro lado del mundo.
Un verdadero amigo es alguien que te conoce tal como eres, comprende dónde has estado, te acompaña en tus logros y tus fracasos, celebra tus alegrías, comparte tu dolor y jamás te juzga por tus errores.

¿Qué es un amigo? Es una única alma que vive en dos cuerpos. La mejor forma de destruir a tu enemigo es convertirlo en tu amigo. El mejor espejo es un viejo amigo. La amistad duplica nuestras alegrías y divide nuestra tristeza.
Quien descubre la verdadera amistad, se encuentra con un tesoro. La verdadera amistad dura toda la vida.

miércoles, 16 de febrero de 2011

LA CONFIANZA

La confianza es como un espejo, puedes arreglarlo si está roto, pero seguirás pudiendo ver la grieta en el reflejo. Si, porque cuando te decepciona alguien, o hace algo que pensabas que era incapaz de hacer, pero lo hace, tu quedas desconcertada... pierdes totalmente la confianza, sufres una gran decepción porque confiabas plenamente en esa persona y te ha defraudado, la decepción es infinita...

Es como sufrir un shock, lloras, pataleas, quieres creer que esto no es cierto, que no ha ocurrido y quieres morirte... pero para tu desgracia en ese momento tienes que seguir viviendo, e incluso, debes hacer un gran esfuerzo para olvidar lo ocurrido y al mismo tiempo olvidar a esa persona que tanto bien te había proporcionado hasta ese momento.
Te sientes traicionada, sientes que tu vida se derrumba, que estás sola, que no puedes confiar en nadie más y entras en un círculo vicioso de no puedo confiar porque me traicionarán...

Es una de las experiencias más amargas y más desoladoras que experimentamos a lo largo de nuestra vida. La confianza es algo que cuesta ganarse y un segundo en ser destruida... pero a veces, cuando el amor a esa persona es mas fuerte que el engaño, la traición, o la decepción sufrida, terminamos perdonando cosas que tal vez en otras circunstancias no perdonaríamos... y piensas... qué hacer para recuperarla, no hay trucos ni métodos... se gana nuevamente, es así de fácil para mi.

viernes, 4 de febrero de 2011

EL AMOR Y EL MIEDO

Cuando estoy tranquila en el campo o en la playa aprovecho el tiempo para leer, y en una de estas ocasiones leí un libro escrito por un médico especialista en Cirugía General y Aparato Digestivo, que cuenta lo importante que es, además de querer a las personas, ser capaz de expresarlo, de comunicarlo.
A veces uno descuida a quien más cerca tiene, porque aunque los hechos son importantes, es esencial reforzarlos con palabras, que aunque parezcan puro ornamento cumplen su función: entran por los oídos hasta el cerebro que las transmite al corazón. Así entre los dos te endulzan el camino, que al fin y al cabo es de lo que trata la vida: el "mientras".
Este doctor también dice que el amor es muy importante, pero que en ocasiones se ve atenuado, limitado e, incluso, anulado por el miedo.
Yo añado que no solo en el amor, sino también en la vida, el miedo limita. Hace que no te atrevas con situaciones en las que vas a disfrutar y puertas del camino que no te atreves a abrir.
Por citar un ejemplo, el otro día un piloto de coches contaba que en el circuito del Jarama, no se atrevía a pasar en cuarta velocidad las curvas denominadas "eses" acelerando a tope, por el efecto de bloqueo mental que te genera el miedo. Entonces el monitor se lo explicó y razonó, y entendió que siendo suave con el volante y acelerando, lo que provoca es que el coche traccione, la transición de peso sea menos violenta y la estabilidad aumenta. Si pisas el acelerador el coche agarra más, pero pisarlo da miedo.
Como dice el doctor: "El miedo no te deja abrir puertas". Por ello las decisiones que tomemos en la vida, cuestiones emocionales de índole personal o de carácter profesional, concentrémonos en lo que queremos y no en lo que tenemos. Mira lejos, no mires justo al morro del coche porque sino, no te podrás anticipar a la curva.
Los momentos excepcionales pasan siempre con demasiada rapidez. Hagamos lo imposible para que pasen lo mas despacio posible.
¡Abramos puertas! "Feliz camino".

lunes, 17 de enero de 2011

A ESO...

A eso de caer y volver a levantarte, de fracasar y volver a comenzar, de seguir un camino y tener que torcerlo, de encontrar el dolor y tener que afrontarlo. A eso..., no le llames adversidad, llámale "Sabiduría".
A eso de sentirte impotente, de fijarte una meta y tener que seguir otra, de huir de una prueba y tener que encararla, de planear un vuelo y tener que recortarlo, de aspirar y no poder, de querer y no saber, de avanzar y no llegar. A eso..., no le llames castigo, llámale "Enseñanza".
A eso de pasar días radiantes, días felices y días tristes, días de soledad y días de compañía. A eso..., no le llames rutina, llámale "Experiencia".
A eso de que tus ojos miren y tus oídos oigan, y tu cerebro funcione y tus manos trabajen, y tu alma irradie, y tu sensibilidad sienta, y tu corazón ame... A eso..., no le llames poder humano, llámale "Milagro Divino".
A eso, de que tus ojos estén leyendo este mensaje y que tengas el tiempo suficiente para disfrutarlo, que escuches una buena melodía y tengas la sensación de cariño... A eso..., no le llames casualidad, llámale ¡¡ AMISTAD !!.

jueves, 6 de enero de 2011

CARTA DE UNA EMPLEADA PÚBLICA A CARLOS HERRERA DE ONDA CERO.

Estimado Carlos:
Mis motivos para escucharte cada mañana no han sido otros que el placer de escuchar una información imparcial, coherente y objetiva, cualidades... indispensables en el oficio de periodista pero que en pocos medios de comunicación españoles, y ahora creo que en ninguno, es fácil encontrar. He disfrutado también muchísimo de tus grandes dotes de comunicador y, sinceramente, me he divertido bastante oyéndote. Y por eso lo siento mucho. Siento mucho haber tenido que ver al final tu faceta más humana desde el punto de vista negativo. Ver como la imparcialidad, la coherencia y la objetividad han ido abandonando tus opiniones a medida que el tema de la crisis económica avanza.
He soportado día tras día ver que, primero, lanzabas indirectas para que se "metiera mano" (lo siento, no se me ocurre ahora mismo una forma más correcta de decirlo) de una vez a los empleados públicos. Y, después, desde hace unos días, comprobar la satisfacción que te causa el hecho de que por fin el Gobierno haya adoptado esta medida que, entre otras, recorta el gasto público. Querría hacer un inciso aquí. Parece que hay muchas personas que sólo pensáis en el gasto que ocasionamos a vuestros (nuestros también, no lo olvides), bolsillos. Olvidáis y os reís de la "PRODUCCIÓN " pública que es la que justifica este gasto. Es que ni pensáis en ella. No estoy hablando de altos cargos puestos a dedo que estropean más que arreglan y que no se irán, no lo dudes, sino de los "curritos" que como en cualquier empresa trabajamos nuestras treinta y siete horas y media semanales, en muchas ocasiones en condiciones más que complicadas porque no contamos con los medios suficientes para poder estar a la altura de lo que se nos responsabiliza. Atendiendo a público cabreado e impaciente, cuidando y formando a vuestros hijos, responsabilizándonos de la salud de pacientes a los que tenemos que ver en tiempo record, manteniendo y limpiando los espacios en los que vivís, protegiendo vuestra seguridad...
En fin... igual tú no has necesitado de estos servicios porque puedes pagar medios privados: gestores, colegios, clínicas, médicos, seguridad, etc..., pero te aseguro que gran parte de la población, entre la que me encuentro, los necesitamos porque nuestro sueldo, los privilegiados que lo tenemos, no da para más. De los que no lo tienen, ni te hablo. En fin, te he escuchado defender esta medida y... bueno, es tu opinión como la de muchas personas. Injusta, indicadora de un desconocimiento total de la, labor que realizamos (¿cómo la vas a conocer si, como te decía, poco tendrás que usarla?) y, por lo que a mí respecta, triste. Es de MI TRABAJO, del que hablas. El que crees que hay que remunerar menos. El que infravaloras en definitiva. Pero en fin, he seguido escuchándote a pesar de todo porque no hacías más que manifestar eso, una opinión. Pero hoy voy a dejar de hacerlo.
Hoy he comprobado que te has vuelto parcial, incoherente y subjetivo. Y ya no me parece interesante oírte. Ahora que el Gobierno ha dejado de mirarme y te mira a ti, que entiendo te cuentas entre las afortunadas personas que ganan más de 80.000 euros al año, te sientes indignado. Ves los "peros" de dejar a los ciudadanos con menos dinero que gastar y te parece que esa medida es injusta y poco útil, peor aún, que puede ser devastadora para los mercados. Ya. ¿Para qué mercados? ¿Para las grandes firmas como Loewe? ¿Para la casa Mercedes ? ¿Para el hotel Alfonso XIII? ¿Para restaurantes como Zalacaín o La Broche?. Te aseguro que los que ganáis más de ochenta mil euros al año (declarados) no vais, por la subida de un punto o dos más en el IRPF a dejar de gastar en ellos. Ni lo van a notar, te lo aseguro. Ese mercado no se va a ver resentido. Y si no podéis vosotros, cosa que dudo, ya seguirán acudiendo a él los que no declaran las fortunas que ganan. Siempre ha sido así. A estas grandes empresas, nunca les fallan sus clientes. Las tiendecitas de barrio, el bar que hay debajo de casa, los restaurantes normalitos, los hoteles de dos y tres estrellas, las gamas bajas de vehículos... ese mercado que es el al que podemos acceder la mayoría de los españoles y del que viven otros tantos, como no es frecuentado por las personas que ganan más de 80.000 euros al año, igual sí que se ve afectado.
Tiendo a pensar, por la parte que me toca, que el recorte de sueldo de los empleados públicos, que sin ningún pudor ni conocimiento defiendes, sí que le va a hacer daño. Sí que le va a hacer daño la congelación de las pensiones. Llegamos a fin de mes justitos, así es que el dinero que nos quiten ahora, lo tendremos que quitar de nuestro consumo en estos establecimientos/empresas. A este recorte, por cierto, tenemos que añadir la subida del IVA y de la energía eléctrica, de las que tampoco nos libramos. Así es que los mil/mil quinientos euros que ganamos la mayoría de nosotros, una vez que nos apliquen el recorte salarial, como podrás comprender a poco que sumes, se nos irá en pagar la hipoteca/alquiler, la comida, el agua, la luz... y poco más nos quedará para el consumo. Carlos, todos podemos traernos al trabajo el desayuno de casa, no hay mucho problema. También podemos aguantar con los zapatos y la ropa del año pasado, tomarnos en casa la cervecita con nuestros amigos, comer con ellos también en casa en lugar de ir a un restaurante de vez en cuando y "aguantar" el coche un poco más.
El problema será para el dueño del bar que vivía de servir desayunos a esa "panda de vagos" que somos los empleados públicos. Para el dueño de un pequeño comercio de ropa o calzado, del restaurante sencillito, del hotel familiar, del supermercado de barrio, del concesionario que vende coches de ocasión... Y para sus empleados. Este sector de mercado lo tendrá realmente bastante más difícil para sobrevivir que el de Loewe, Zalacaín, el hotel Alfonso XIII o la Mercedes. Y, como te comentaba, a éste mercado es al que accedemos la mayoría de los españoles. Sin ninguna duda al menos, los funcionarios, como nos llamas a todos, y los pensionistas.
Mira, te voy a mostrar lo que entiendo yo por solidaridad, por responsabilidad, por coherencia y por justicia. Yo no tengo ningún problema en apretarme el cinturón (si es que esto, como dudo, puede solucionar algo), para que con este dinero se puedan pagar subsidios de desempleo, gastos sociales y disminuir el déficit del Estado. Para que podamos salir de esta situación caótica en la que la coyuntura mundial y la vergonzosa ineptitud de nuestra clase política (de todos los signos) nos han metido. Creo que es absolutamente necesario, justo y razonable.
Pero hay dos aspectos que me harían sentirme más conforme y más tranquila. Uno de ellos sería que de este esfuerzo que se les exige a los pensionistas y empleados públicos no se escape nadie en este país. Que contribuyamos TODOS y TODOS arrimemos el hombro. Ricos y menos ricos. Empleados públicos y PRIVADOS. Todos los trabajadores y los dueños de grandes fortunas. No os pongáis a temblar los que ganáis más, que vosotros lo vais a notar relativamente poco. El segundo aspecto que me haría no plantearme siquiera sentirme molesta con este recorte es que una vez que esta situación pase, que pasará como todas las crisis, se nos devolviera a TODOS también el poder adquisitivo que teníamos antes de padecerla. Que no sólo lo privado se beneficie de las épocas de bonanza mientras que a nosotros se nos mantiene, incluso yendo el país bien, en la misma situación económica que en los momentos de "urgencia social". Que cuando pasen esos momentos, se nos restituya a la situación que teníamos antes de la crisis como a todo hijo de vecino. No pretendería más.
Con estas dos condiciones, entrego gustosamente mi dinero para contribuir a que nuestro país no se desmorone del todo. Para ayudar al que ahora mismo tiene la desgracia de estar en paro y a sus familias. Lo entrego con los ojos cerrados. Por solidaridad, por responsabilidad y porque lo considero justo. Pero tú y yo sabemos que no va a ser así. Que nunca ha sucedido así. Carlos, todo lo que de justo tiene que yo tenga que contribuir al arreglo de esto, lo tiene de injusto el hecho de que no seamos todos los que lo hagamos. Que tenga que seguir contribuyendo a esto aún cuando "esto", haya pasado. ¿Me puedes dar una sola razón para que no se toque a grandes sueldos que no han sido recortados; a las grandes fortunas? ¿Me la puedes dar para que las subidas salariales que se nos aplican después de las "crisis" se hagan en un porcentaje muy inferior al de la subida del IPC del año que toque y sobre sueldos congelados (ahora, reducidos) durante sabe Dios cuántos años esta vez?. Esto no es demagogia. Es la realidad pura y dura.
Creo que objetiva, imparcial y coherente. Como eras tú antes de ver peligrar un poco de lo mucho que tienes. Si quieres, te puedo dar un consejo acerca de cómo pasar el mal rato de ver horrorizado que ahora te puede tocar a ti: Sencillamente, aprieta los dientes y aguanta. Es la medicina que tomamos nosotros, los "funcionarios", como nos llamas. Y ahí vamos, tirando "palante". Trabajando exactamente igual, con la misma responsabilidad, que cuando ganábamos más. Asumiendo por añadidura el trabajo de los compañeros a los que no se sustituirá por la crisis. Otro inciso: no querría pensar que ahora te estás cuestionando la calidad del trabajo de PROFESIONALES de la medicina, de la enseñanza, de la gestión, de la investigación, de la seguridad... no querría pensar que la ancestral imagen del "funcionario" de manguito vago, poco formado e inútil, aún está en tu mente. No puedes ser tan... limitado. Y, a todo esto, no todos somos funcionarios, te rogaría que nos denominaras bien si quieres generalizar.
Te informo de que la designación exacta es: Empleado Público. Algunos de nosotros tampoco tenemos la estabilidad en el empleo que tanto se envidia y que, al parecer justifica todo lo que se nos diga o haga. Hay muchos contratados laborales a los que también se les aplica, por cierto, la bajada de retribuciones y que también pueden ser despedidos cualquier día. Y aquí acabo.
Sé que esta carta no la vas a leer en tu programa, por su extensión y por su contenido. No importa, sólo quiero que la leas tú (de darle difusión, ya me encargaré yo misma) y que pienses un poquito, si te dignas, en lo que te cuenta esta humilde ex-"forofa" tuya. Y que, si es posible, dejes de amargarles las mañanas a los TRABAJADORES PÚBLICOS, aunque me temo que probablemente esta carta tenga el efecto contrario si tienes la soberbia que, no sé por qué, ahora te presupongo. Será por lo que me has cabreado y ojalá me equivoque. Un saludo y que Dios nos pille confesados. A TODOS, Carlos.