miércoles, 15 de septiembre de 2010

ENVAINÁRSELA

Envainársela en nuestro país quiere decir tener que dar marcha atrás o rectificar. En Francia en cambio, se utiliza cuando una persona fastidia a otra.
Para envainársela hace falta una cierta valentía, hay personas que se la envainan pero se niegan a reconocerlo. El que mucho rectifica es que poco acierta.
Hay muy pocos errores que se reconozcan cuando se toman decisiones económicas. No reconocen jamás que se han equivocado y en ningún momento se reconoce que se ha cometido un error.
Las personas que se equivocan , por lo general, no tienen la humildad de reconocer que se han equivocado, envainársela es un paso previo, luego puedes reconocerlo o no, es comerse el orgullo, es tragarse el sapo, es decir he metido la pata hasta el cuello y además no sé como arreglarlo. Esto nos ha pasado a todos en algún momento, o hemos dado una opinión aparentemente con mucha seguridad y de repente tienes que hacer como en los dibujos o en la viñetas, glu... glu... y tragártela. Luego puedes reconocerlo, puedes rectificar, puedes retractarte, pero envainársela es comerse el orgullo, tragársela , requiere muchísima valentía porque no es nada fácil y curiosamente la mayoría dicen que no dijeron lo que dijeron, o que no hicieron lo que hicieron.
Muchos dicen, yo nunca jamás dije eso, o jamás hice aquéllo, porque repito, cuesta mucho tragársela y luego reconocer que te has equivocado.
Hay gente que sigue negando lo evidente, y es que piensan, que los demás somos "tontos" o, algo parecido, piensan que los demás somos tan vagos, que lo vamos a olvidar.
Hay que tener mucha humildad para reconocer que nos hemos equivocado, cosa que fastidia bastante, porque uno pone toda la carne en el asador para defender su argumento y cuando te descubren que no tienes razón, lo primero es reconocerlo y lo segundo es aceptarlo, y fastidia mucho el que te descubran que no tenías razón en algo.
Yo comprendo que las circunstancias cambian dependiendo del momento en que estas se produzcan, pero bueno, dígalo, mi intención ha sido esta, disculpe mi intención , o lamento tener que volverme atrás, nadie dice nada, como si nada hubiese ocurrido, nadie rectifica, nadie se desdice.
Hay una frase que dice así: " Rectificar es de sabios y de necios hacerlo a diario". Una cosa es envainársela una vez, y otra es, envainársela continuamente, eso indica una incompetencia total, o una habilidad tremenda para meter la espada otra vez en la vaina.
Te puedes equivocar una docena de veces, pero no seiscientas veces. Luego, en el ámbito personal o, en el ámbito incluso conyugal, tienes que tener valor para echarte atrás y decir: " cariño, tenías razón", porque uno defiende con mucha vehemencia sus propuestas y cuando te demuestran que te has equivocado, cuesta reconocerlo.
Yo diría también que el problema está en que hay mucho predicador popular, cada día desde cualquier tema pontifican de una forma impresionante y a veces ni ellos están convencidos de lo que predican. Su intención es que los demás crean lo que dicen y así crearmos ilusión y, lo que ocurre es, que nunca han leído el cuento de la lechera, la primera piedra te cae, se te va la leche y se acaba el cuento. Pero eso, cuesta mucho reconocerlo, es mucho más divertido venderé la leche, me compraré... , etc... , crear falsas aspiraciones.
Soñar a nivel personal, no hace daño a nadie, si todos podemos en nuestros paseos, en nuestras soledades, pensar que nos va a tocar la lotería y vamos a poder pagar nuestras deudas, o comprarnos lo que tanto añoramos, pues está muy bien... tampoco hacemos daño a nadie. Eso no es envainar; envainársela siempre es ante alguien.
Antonio Machado decía muy bien: "En mi soledad he visto cosas claras que no son verdad", pero convertir esto en la base de tu presencia en este mundo opinando y dando consejos, eso es otra cosa.
Cuándo estás con la pareja y sabes que tiene razón, ahí no cedes nunca en ese momento, cedes a posteriori, ahí es cuándo te da tanta rabia que peleas.
A veces reconocer el error o envainársela delante de todo el mundo, exime de responsabilidades. Se trata de rentabilizar el error a nuestro favor, uno ha cometido un error y en lugar de decir, pues sí me he equivocado, eso no queda bien, en cambio decir, es que yo, en aquéllos momentos, en mi tensión interior entre hacer el bien o el mal a muchos, cometí una imprudencia, con lo cuál te estás haciendo la carta de beatificación para quedar bien, pero es una mala táctica. En este caso es diferente, no es que haya reconocido el error, es que le han pillado, le han mostrado lo que ha hecho, entonces lo ha reconocido a posteriori y ha reconocido una mínima parte de lo que ha hecho, no ha sido tanto, me he equivocado un poquito, un poquito un poco grande...
Yo creo que reconocer el error es un signo claramente de humildad, de generosidad y de ser una persona decente, la humaniza y posiblemente conseguirá la compasión de los demás.
Hay momentos con que sólo reconocerlo basta, otros con que hay que dimitir, otros en los que hay que exiliarse y otros en los que hay que explicar porque te has equivocado, es decir, que te ha inducido, que te ha llevado a la equivocación o al error.
Cuesta mucho envainársela. Hay dos palabras que a la personas nos cuesta decir: "Te quiero" y "Perdón". Es síntoma de inteligencia el saber rectificar. Los que alardean de su inteligencia y de sus conocimientos a estos les cuesta mucho rectificar. Es bueno que nos pase una cosa y otra, lo importante es darse cuenta y saber escuchar cuando dicen que lo estamos haciendo mal, así podremos rectificar. Esa es la gracia de equivocarse, poder rectificar.
Además de la humildad y la valentía, el acto de envainársela sea en el ámbito que sea de cualquier actividad humana, es una gran idea de la grandeza de la honestidad, de la generosidad y de todos esos sentimientos nobles.
Envainársela no es sólo de sabios, sino que demuestra la nobleza de la persona porque sabe reconocer sus errores. Hay que tragarse la soberbia y el egoísmo y reconocer lo errores, esto se consigue sólo con humildad.
Santa Teresa dijo: "Andar en humildad es andar en sabiduría y los titulantes se la envainan poco y caminan menos por la senda de la humildad y de esa sabiduría".

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