domingo, 6 de julio de 2008

DUDAS

Muchas personas tienden a creer que alguien que duda es un débil, un cobarde o, en último caso un torpe; pero si reflexionamos sobre ello, nos damos cuenta de que es exactamente al revés. Los torpes afirman, los inteligentes dudan, reflexionan y barajan distintas posibilidades y opciones.
Yo, por ejemplo, cada vez que alguien dice: "no me cabe la menor duda", me echo a temblar, porque después de esta afirmación, seguro que viene una demostración de egoísmo sin límites.
La mayor prueba de dudas, la tuvo la Madre Teresa de Calcuta. Después de haber vivido un estrechísimo vínculo personal con Cristo, comienza a no sentirse amada por Él. Esta sensación no la abandonaría hasta su muerte. Estas dudas la engrandecen, realzan su humanidad y son una muestra de perseverancia, pues decidió no abandonar su duro trabajo "con los más pobres entre los pobres", pese al vacío que la torturaba. Comenzó a sentir una soledad tan profunda que no la podía expresar. Sólo la fe ciega la sostiene.
En una ocasión tocó fondo, y era tal el sentimiento tan terrible que experimentaba de ausencia de Dios, que se siente abandonada por Él, y dijo: "Es peor no sentirse amada, que tener cáncer o tuberculosis, el mayor mal es la falta de amor, esta terrible indiferencia". Para ella, no sentirse amada significaba la muerte; cómo para el común de los mortales.
Estos momentos de crisis y debilidad los experimentamos todos durante nuestra vida, momentos de duda y ausencia. Esta, es la mayor prueba, de que dudar es de sabios y de santos.

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