viernes, 17 de julio de 2009

CIEN DIAS DE GRACIA

Tengo entendido que a los políticos les conceden cien días de gracia cuando aceptan su nuevo cargo, digo esto, porque he podido comprobar en mi persona que estos cien días son necesarios e incluso diría, que debían ser obligatorios para cualquier categoría profesional.
Los cien días de gracia, es una etapa que sirve de puesta a punto para el trabajo que vamos a realizar. Son necesarios para el buen funcionamiento de la actividad profesional, hay que desarrollar un trabajo que se desconoce y para ello se necesita un tiempo y un aprendizaje.
Todos los comienzos son difíciles, pero con seguridad, conocimiento, armonía y sentido común, se pueden alcanzar los objetivos marcados. Teniendo siempre en cuenta que la imaginación es mucho más que el conocimiento.
Pero hay un elemento fundamental que debemos tener en cuenta para el buen funcionamiento del equipo donde vamos a desarrollar nuestra actividad profesional, y es confianza.
Para formar un buen equipo necesitamos solo una cosa, confianza; si confiamos los unos en los otros el equipo ya está formado, no necesitamos nada más. Esa confianza se consigue demostrando día a día nuestra capacidad profesional, dejando atrás envidias, celos, rencillas, hostilidades y demás catástrofes del pensamiento humano. En el club de la envidia la entrada es libre, la compañía es amplia, las consumiciones gratuitas y la conversación ininterrumpida. Pero no hay salida.
Debemos ser cautelosos cuando existan dudas, debemos ser decididos cuando lo exige la situación, debemos ser optimistas para el progreso profesional y, sobre todo, debemos ser exigentes con nosotros mismos, para llegar a cumplir nuestro objetivo, poder llegar a la meta, y ver cumplido nuestro reto.
En un equipo la exigencia sin afecto, es tan inútil como el afecto sin exigencia. Cuando oímos decir, aquí siempre se han hecho las cosas así, sólo significa eso: que antes no se hizo así. Ni puede, ni vale como excusa para no cambiar. Nos necesitamos los unos a los otros, ninguno de nosotros es tan listo como todos nosotros juntos. Siempre dependeremos de los demás, y por lo que a mí respecta, yo sigo y seguiré siempre dependiendo de los demás, e incluso, de mis enemigos, que me ayudan a permanecer alerta y seguir avanzando.
Pero no podemos dejarnos llevar por comentarios absurdos que no nos llevan a ninguna parte, lo que los demás piensen de nosotros, no es de nuestra incumbencia, debemos desechar cualquier cosa que no sea útil, aprender algo nuevo cada día, sobreponernos a las adversidades, que no son pocas en un ambiente profesional dónde no exista objetividad y, por supuesto ninguna valoración personal. Nadie es más que nadie, todos tenemos nuestro espacio, cada persona es única y sus motivaciones son diferentes, tenemos que dejar ver la valía de las personas cuando verdaderamente sirven para la tarea encomendada; debemos ser honrados y respetuosos con lo demás y, así, algún día, podrán valorar nuestro trabajo y nuestra actitud, igual que lo hacemos nosotros con ellos.
Debemos recordar que no tenemos el control de todo lo que nos sucede, pero sí, de lo que hacemos con ello. Hay que vivir la vida con una actitud positiva, levantarnos todos los días con las tres "E": energía, entusiasmo y empatía. Cuando se desea algo de verdad, todo conspira a nuestro favor y no debemos desesperar si tarda en llegar. Una vida tan larga da para mucho, para hacer lo que quieres, para hacer lo que debes y para ser útil. No importa que la situación sea buena o mala, esta cambiará.
Hay cosas que no regresan: La palabra dicha, el tiempo transcurrido y las oportunidades. Disfruta del viaje. Sólo tienes una oportunidad, sácale el mayor provecho. Pensando siempre que lo mejor está por venir.

No hay comentarios: