viernes, 20 de noviembre de 2009

EL ALAKRANA


Cansados y literalmente con lo puesto, los 36 tripulantes del Alakrana han vuelto a casa después de 47 días en manos de piratas somalíes, un secuestro que ha mantenido en vilo a las familias de los marineros y que también ha provocado un intenso debate público.
En una estrategia perfectamente diseñada, los piratas han ido aumentando la presión en cada conversación telefónica con el atunero, utilizando el altavoz de las familias y de los medios de comunicación para intentar llevar la situación al límite.
Pero aunque esté de vuelta, la tormenta política por el Alakrana no ha hecho más que empezar. Las familias habían pedido unidad pero con la liberación del barco, se acabó la tregua que el PP había dado al gobierno, al que pidió reiteradamente hacer lo que hiciera falta para acabar con el secuestro. Queda también por cerrar el capítulo judicial. La Audiencia Nacional juzgará en 15 días a dos de los presuntos secuestradores del atunero español, detenidos un día después del secuestro cuando se alejaban del barco a bordo de un bote.
A las 9,30 de la mañana del viernes las sirenas de los barcos amarrados en Puerto Victoria en las islas Seychelles, saludan al Alakrana, después de dos días navegando escoltados pero ya en libertad, los 36 tripulantes del atunero vasco ponen fin a una pesadilla que ha durado 47 días. El primero en subir al barco a seis millas de la costa es el armador, acompañado de un médico. El cansancio y la tensión han echo mella aunque su estado de salud es bueno, en tierra impacientes aguardan las familias de los pescadores gallegos, las de los vascos han preferido esperarles en Madrid, junto a ellos también la familia del único tripulante natural de las Seychelles y los compañeros que harán el reemplazo. Su libertad ha sido posible tras intensas negociaciones y sobre todo tras el pago de un rescate que se calcula en 2,7 millones de euros y que el Gobierno niega haber participado.
El Alakrana vuelve a navegar libre, pero detrás deja una tormenta política y un debate que sigue abierto, ¿cómo hacer frente a los piratas del Índico?.
El anuncio de la liberación lo hacía el Presidente del Gobierno a las 14,25 del martes, los últimos piratas que permanecían en el Alakrana lo habían abandonado sólo unos minutos antes, dejándolo desvalijado y llevándose ese cuantioso botín de 2,7 millones de euros que se repartieron en el mismo barco después de que una avioneta lo lanzara a cubierta.
La decisión de traslado a España de los dos somalíes detenidos un día después del secuestro, ha sido uno de los aspectos más polémicos en toda esta crisis. El enfrentamiento político que desata y la imagen de uno de ellos de un juzgado a otro para comprobar su mayoría de edad, es aprovechada por los piratas para aumentar la presión.
Las familias comienzan a movilizarse para pedir soluciones porque temen lo peor. El día 5 de Noviembre se rompen las negociaciones, los piratas obligan a la tripulación a llamar a sus familias entre disparos y les hacen creer que tres de ellos han sido llevados a tierra.
Somalia ha tenido en los últimos 18 años 15 gobiernos distintos, ninguno de ellos ha conseguido poner la ley y el orden, por el contrario el país se ha ido fragmentando cada vez más. El 62% de su población un total de 9 millones, tiene menos de 25 años y ninguna perspectiva de vida. La piratería se ha convertido para ellos en un negocio muy rentable, que unas veces llevan a cabo en pequeños grupos y otras a través de redes más complejas.
La mayor parte de las negociaciones se llevaron a a cabo en Londres, dónde junto a Centros de Análisis se concentran las Navieras más importantes y los despachos de abogados especializados en casos de secuestro como el del Alakrana.
Los barcos españoles llevan faenando en el Índico más de 20 años, como media capturan unas 200.000 toneladas de atún para conserva, un gran negocio que mueve 150 millones de euros anuales y da trabajo a 1200 personas en empleos directos. A pesar de la inseguridad los armadores se niegan a abandonar porque en otros mares tienen los cupos cubiertos.
Todavía hoy, una docena de barcos permanecen en poder de los piratas. Este año han realizado cerca de 150 persecuciones, una de las últimas contra otro barco español, que afortunadamente pudo escapar. Para las fuerzas militares desplegadas por la Unión Europea dentro de la Operación Atalanta, resulta imposible controlar una zona tres veces mayor que el mediterráneo y por la que navegan 20.000 buques al año. España se ha ofrecido a liderar una nueva misión para formar a 2.000 efectivos somalíes que puedan actuar como guarda costera, aunque para muchos siguen siendo medidas insuficientes.
Mientras, en España el juez Pedraz concluía el sumario contra los dos piratas somalíes, la rapidez con la que se ha llevado el caso ha hecho que se especule sobre si su traslado a estado o no, en la mesa de negociación. Desde la fiscalía se insiste en que se mantendrá la petición de 220 años de cárcel para cada uno y se ha pedido además que se investigue a los bufetes de abogados que han participado en las conversaciones, así como a quiénes se hayan podido llevar comisión. Una polémica que se ha traducido en duras críticas de la oposición al gobierno.
Esta mañana los 16 tripulantes españoles del Alakrana regresaban por fin a sus casas, unos a Galicia, otros al País Vasco, con los rostros cansados pedían tranquilidad para superar lo vivido y disfrutar del reencuentro con los suyos. Para el patrón del Alakrana este era su último viaje, a partir de ahora disfrutará de su jubilación. El resto tendrá que decidir si vuelven a pescar en las peligrosas aguas del Índico.

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