viernes, 6 de noviembre de 2009

EL PROFESOR NEIRA

Señores, el profesor Neira ha muerto. No le ha matado Antonio Puerta, el que le golpeó en la cabeza cuando se interpuso en una agresión. Ni un error médico. Ni la tristeza producida por su grave enfermedad. Le ha matado la televisión. Es decir, los focos, la vanidad, la fama, el dinero. El profesor Neira ha muerto, pero no se preocupen lo más mínimo: ¡ha nacido el tertuliano profesor Neira!.
Desde el día que Antonio Puerta le propinó el golpe en un hotel de Majadahonda (Madrid), Jesús Neira se convirtió en el "Profesor Neira"; los medios de comunicación, la opinión pública y, hasta el gobierno en pleno, se rindieron ante él como si de un Dios se tratara, para colmarlo de condecoraciones, alabar su buen hacer y hasta convertirlo en héroe estando en estado de coma inducido. Pero cómo dice la canción, todo tiene su fin...
Jesús Neira, o el profesor Neira, como queramos llamarlo, da igual, que igual da, se está excediendo bajo mi punto de vista en sus exposiciones en prensa, radio y televisión; sus constantes idas y venidas a dichos medios le están perjudicando con respecto a la opinión pública, que ya no está tan de su lado como lo hacía hace una año, cuando la agresión.
Los excesos no son buenos en ningún orden de la vida, y menos, en un personaje que saltó a la palestra por un tema tan serio y tan perseguido en la actualidad como es el maltrato a la mujer.
De eso, ya ni se habla, ahora sólo se le ve de televisión en televisión, condecorándolo, entregándolo un premio por aquí, otro por allá; los medios de comunicación le hacen preguntas que nada tienen que ver con el caso que le ha colocado donde está, y él, ni corto ni perezoso contestando a todas con tal desinhibición, como si de una Realitiy Show se tratara.
Y, para colmo de males, en una de las revistas del corazón más vendidas y leídas en nuestro país, hace un reportaje vendiendo su vida personal y familiar. No tiene pereza en fotografiar a toda su familia, su hogar y vender su vida íntima, a cambio de perder su prestigio personal, si es que todavía le queda alguno.
Le he oído hablar en radio y televisión y os puedo asegurar que el título de profesor parece que lo haya adquirido en alguna compra-venta, dado que su educación y respeto hacia los demás brilla por su ausencia y, esto, no es un buen síntoma para una persona tan redecorada y tan arropada por los medios. La opinión pública no es ciega ni es tonta y, de héroe, ha pasado a ser un oportunista.
Estamos de acuerdo que fue brutalmente agredido, que estuvo en estado de coma inducido varios meses, que su recuperación ha sido lenta y difícil, pero esto no es motivo para que se despoje tan brutalmente de una de las cosas más importantes que traemos adheridas a la vida desde el mismo momento de la concepción, que es la dignidad. Si te despojas de ella alegremente, dificilmente podrás recuperarla.

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