viernes, 19 de febrero de 2010

NO TODO VALE EN EL AMOR

“En el amor y en la guerra todo vale”, esta frase nadie se ha tomado la molestia de rebatirla, a pesar de ser bastante estúpida, porque en lo referente al amor no todo vale, ni en la guerra tampoco.

Os voy a contar una historia que he vivido muy de cerca. Tengo una amiga a la que su marido acaba de dejar después de treinta años de casados y otros cuantos más de novios, para irse con su amiga más íntima. Me dijo: ”Lo estoy pasando muy mal, mi marido me confesó el otro día que lo sentía mucho, pero que se había enamorado de mi mejor amiga. Al menos ha sido honesto conmigo. En el amor todo vale, me podría haber pasado a mí "¿no crees?... Desde luego, le respondí, el que no se consuela en esta vida es porque no quiere, está clarísimo.

Yo creo, que le hacemos un flaco favor a la sociedad dando por buenas este tipo de actuaciones. No, por mucho que lo digan los telecotillas de la tele. No, por mucho que lo sostengan los autores posmodernos. No, por mucho que lo repitan. No vale todo en el amor ni tampoco en la guerra.

En la guerra no vale todo, está claro, como sabemos ahora que se están descubriendo lo horrores de la era Bush. No se puede torturar, no está permitido el genocidio. No vale saltarse las reglas que nos hemos dado.

En el amor pasa tres cuartos de lo mismo. Si reflexionamos un poco, nos damos cuenta de que no vale robarle el marido, ni tampoco la mujer a un hermano o hermana, ni a un amigo o amiga; tampoco vale abandonar a los hijos “por amor”; porque: “Oh, cielos, me he enamorado”.

No ignoro que la pasión es algo difícil de controlar, pero todas estas situaciones que acabo de apuntar no ocurrirían, o mejor dicho no prosperarían, si no fuésemos tan egoístas creyendo que todo se justifica por amor.

En realidad la frase a la que me refiero no es más que una justificación cómoda y aceptada socialmente porque nos interesa. No pretendo ser inquisidora de la moral ajena, pero me parece que es importante poner negro sobre blanco a alguna de estas estupideces, que la moral actual nos hace tragar sin masticar.

Cuando la frase nos viene bien, es fácilmente aprobada por la sociedad, y todo el mundo se sube al carro. “Lo siento, me enamoré, ella me dijo ven… y lo dejé todo”.

Suena muy bien, muy romántico y muy de bolero, pero la vida, siento deciros amigos míos (y vosotros lo sabéis igual que yo), que no es un bolero ni nada que se le parezca. En realidad, pienso que deberíamos poner más en práctica la premisa de Kant para la ética en cualquier comportamiento, que dice así: “Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin en sí mismo, y nunca meramente como un medio”; con esta frase nos quiso decir:" no hay que hacer a los demás lo que no nos gustaría que nos hicieran a nosotros".
Ese sí que es un lugar común. Esta frase hecha debería perpetuarse, y no otras tan imbéciles que rayan en la estupidez humana. Si no la has aplicado todavía, siempre hay una segunda oportunidad.

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