martes, 5 de enero de 2010

NOCHE DE REYES

Un hombre de cierta edad vino al lugar donde trabajo para ver a su médico. Tenía bastante prisa y, mientras esperaba, le pregunté que era eso tan urgente que tenía que hacer. Me dijo que tenía que ir a desayunar con su mujer que vivía en una residencia de mayores. Me contó que llevaba algún tiempo en ese lugar y tenía un Alzehimer muy avanzado.
Como seguía esperando y lo encontraba inquieto y nervioso, para tranquilizarlo seguí hablando con él y le pregunté si ella se alarmaría en caso de que él se retrasase. Me dijo: No, ella ya no sabe quien soy yo. Hace ya casi cinco años que no me reconoce. Entonces le pregunté extrañada: ¿Si ya no sabe quién es usted, porqué esa necesidad de estar con ella todas las mañanas a la misma hora, no pasa nada si llega un poco más tarde?. Me sonrió... y dándome una palmadita en la mano, me dijo: Ella no sabe quién soy yo, pero yo todavía sé muy bien quién es ella.
Tuve que contener las lágrimas y mientras salía pensé: "Esa es la clase de amor que quiero para mi vida"; el verdadero amor no se reduce a lo físico ni a lo romántico; el verdadero amor, es la aceptación de todo lo que el otro es, de lo que ha sido, de lo que será, y de lo que ya nunca podrá ser. "Ese es el mejor regalo de Reyes que podemos recibir".

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