lunes, 5 de abril de 2010

ROMA

Hace 25 años visité Roma, ciudad que me sorprendió por ser toda ella un museo en plena calle, su espléndida Plaza de San Pedro con vistas a la Basílica y a los aposentos del Papa. La Capilla Sixtina, Museos Vaticanos, El Castillo de Sant'Angelo (también conocido como el Mausoleo de Adriano), es un monumento romano situado en la orilla derecha del río Tíber, frente al puente de Sant'Angelo, a poca distancia de la Ciudad del Vaticano.
La Basílica de San Juan de Letrán, Catedral de Roma, (la cabeza de San Pedro y San Pablo se encuentran en ella). La Ciudad Eterna, con sus escaleras de la Plaza de España, la mundialmente famosa Fontana di Trevi, el Coliseo, la Piazza Navona y La famosa Vía Veneto que pasa por Piazza Barberini, en el lado sur de Villa Borghese.
Esta hermosa y elegante zona en el corazón de Roma, es bien conocida por todo el mundo por la más famosa película de Fellini, "La Dolce Vita", describiendo así la dolce vita de Vía Veneto, una de las principales calles de Roma, especialmente por sus cafés, restaurantes y tiendas, en la década de los 60 era muy frecuentada por las estrellas del cine y los paparazis. Por la Via XX settembre se encuentra la Iglesia de Santa Maria della Vittoria que conserva una obra maestra de Bernini: El Éxtasis de Santa Teresa.
En la iglesia de San Pietro in Vincoli se encuentra el Moisés de Miguel Ángel. Normalmente los turistas llegan a esta basílica para visitar el Moisés, esa curiosa y enigmática escultura que decora el conjunto funerario del Papa Giulio II. Como es de imaginar, fue este mismo Papa Guillio della Rovere , quien encargó la restauración de la iglesia y del conjunto funerario para si mismo.
No podemos perdernos los lugares más importantes de la Roma Antigua: desde el Foro con el Monte Palatino, a las Termas de Caracalla, la Domus Aurea, el Panteón, el Museo Nacional Romano, el Palacio Altemps, el Palacio Máximo, o los famosos Museos Capitolinos.
También en Roma hay una cantidad enorme de iglesias, templos, museos, galerías, fuentes u obeliscos que a menudo son el resultado de una superposición de estilos artísticos diferentes. Y aunque Roma no ofrezca la vida nocturna de otras ciudades europeas, su encanto es único gracias al ambiente popular y auténtico que se respira paseando por las callejuelas del centro histórico.
En Roma hay posibilidades de diversión para todos los gustos... una de las zonas con más ambiente en Roma, es Trastevere, es una de las zonas más vivas de Roma durante todo el año. El ambiente es muy particular, gracias a sus cervecerías, bares, locales con música en directo, pizzerías con terrazas al aire libre, fiestas y artistas callejeros.
Pero a pesar de todo ello, leo en un periódico de tirada local, que mientras millones de turistas cumplen cada año su sueño de visitar la localidad del río Tíber, el romano choca muchos días con su propia frustración. Los ciudadanos de la capital italiana deben sobrevivir en un mundo ruidoso y sucio con las calles permanentemente agrietadas y las casas llenas de moho. Con una red de comunicaciones defectuosa y coja que no merece tal nombre, todo ello a causa de las huelgas.
Los romanos ya no aguantan la grosera contradicción entre las tarjetas postales pintorescas de la ciudad vieja y la tensión de cada día. Quien puede, se retira a una de las carísimas terrazas o busca alojamiento en otra ciudad con playa. Luego puede dedicarse a escribir su frustración con el alma, que va desde los abusos (el nepotismo, los negocios y las construcciones ilegales...) hasta las zonas peatonales que apenas existen.
Escritores, actores y directores de cine afirman que antes amaban todo en Roma: La gente, los edificios, el divertido ruido de ollas por las mañanas en las pequeñas plazas, los pinos centenarios o los inconfundibles colores de Roma. Para ellos, simplemente, la calidad de vida en Roma ha ido cuesta abajo en los últimos años.
Comentan que no se reduce a un problema de decibelios o de aire irrespirable por la contaminación, sino de parques salvajes y descuidados que amenazan la ciudad. Hablan también de los "sin techo" unos 6.000, de los pésimos servicios sociales, de una metrópolis poderosa en la que los políticos luchan por sus privilegios y no tienen recato en mostrarlos.
Pero aunque encontremos más de cien razones para no vivir en Roma, existe al menos un motivo para que los romanos no se mueran de sed, las más de 2.600 fuentes de agua potable que surgen en cualquier esquina de la ciudad.
Roma sigue siendo la capital del mundo, pero ya no es blanca. Los romanos esperan frustrados a que Roma regrese para seguir siendo ella misma.

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