domingo, 27 de abril de 2008

ENCUENTROS

Cuando alguien te llama después de 20 años sin saber de ti, como un hermano/a, un tío/a, un sobrino/a, o un amigo/a, la felicidad nos embarga; nos sentimos orgullosos porque se han acordado de nosotros después de tanto tiempo sin saber de ellos, y nuestra reacción es muy positiva.
Pero si esto mismo ocurre con un exmarido, un exnovio, o alguien, con quien mantuvimos una estrecha relación sentimental, la cosa cambia; nuestra reacción es totalmente negativa.
Entramos en una espiral de preguntas sinfín; nos invade un nerviosísmo incontrolado, un desasosiego, una ansiedad, una inquietud y una inseguridad, que no podemos controlar; indagamos, escudriñamos, pensamos el porqué de su llamada; nos preguntamos: ¿qué querrá a estas alturas?, cuando todos tenemos una vida más o menos organizada; entramos en un mar de confusiones y nos quebramos la cabeza innecesariamente.
Ante esta llamada tan inesperada, como impredecible e imprevisible, debemos tener mucha calma y tranquilizarnos; porque solo es, un mensaje subliminal, para que sepas que sigues formando parte de su vida.

No hay comentarios: