En un día cualquiera, de cualquier mes, de cualquier año..., vamos, venimos, escuchamos, oímos, mentimos, perdonamos, aclaramos, sentimos, amamos, trabajamos, reñimos, discutimos, valoramos, culpamos, criticamos y un largo etcétera, que no cabrían en ésta página.
Pero en este día cualquiera, hay una cosa que se nos va de la manos y no nos damos cuenta de que es la más importante: es la vida; que se nos va día a día, sin darnos cuenta, despacito, callada y silenciosa; observándonos y dándonos la oportunidad de observarla, disfrutarla y vivirla, pero no lo hacemos.
Estamos tan sumergidos en nuestro mundo, lleno de intereses compartidos, que a veces dudamos si merece la pena vivir. Es triste que esto ocurra, pero ocurre.
Llevamos una vida paralela a la real, cuando deberíamos vivir la única vida que existe, llevarla con orgullo, con sinceridad y siendo honrados con nosotros mismos. Esta sería una buena fórmula para disfrutarla con amor hasta nuestros últimos días.
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